El brillo de Sebastián



Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos cristalinos, una niña llamada Merry. Desde que era muy pequeña, Merry había vivido momentos difíciles y tristes.

Su familia no tenía mucho dinero y sus padres trabajaban todo el día para poder llevar comida a la mesa. Merry pasaba sus días sola en casa, sin juguetes para jugar o amigos con quienes compartir.

La tristeza se reflejaba en sus ojos azules, que parecían estar llenos de lágrimas que nunca llegaban a caer. Un día soleado de primavera, mientras caminaba por el parque del pueblo con la mirada perdida en el suelo, Merry escuchó risas y voces alegres que la sacaron de su ensimismamiento.

Al levantar la vista, vio a un niño rubio de ojos brillantes corriendo detrás de una mariposa amarilla. Era Sebastián, un niño travieso y curioso que irradiaba felicidad por donde pasaba.

Se acercó a Merry con una sonrisa cálida y le tendió la mano:- ¡Hola! Soy Sebastián. ¿Quieres ser mi amiga? Merry quedó sorprendida por la amabilidad del niño y asintió tímidamente.

A partir de ese momento, Sebastián se convirtió en el rayo de sol en la vida gris de Merry. Juntos exploraban el bosque cercano, construían castillos de arena en el río y compartían secretos bajo la luz de las estrellas.

Sebastián enseñó a Merry a ver el mundo con otros ojos, a encontrar belleza en las cosas simples y alegría en los momentos cotidianos. Le mostró que no importa cuántas dificultades haya en el camino, siempre hay espacio para la esperanza y la felicidad.

Poco a poco, Merry comenzó a dejar atrás su tristeza y abrazó cada día con renovadas ganas. Descubrió talentos ocultos como pintar hermosos paisajes o cantar canciones al ritmo del viento entre los árboles.

Un día, mientras contemplaban juntos el atardecer desde lo alto de una colina, Sebastián tomó la mano de Merry y le dijo con cariño:- Sabes, Merry, aunque los días grises puedan volver alguna vez, recuerda que siempre habrá un amigo como yo para iluminarte el camino.

Las palabras de Sebastián resonaron en el corazón de Merry como melodías celestiales. Agradecida por tener a alguien tan especial a su lado, prometió nunca olvidar todo lo aprendido junto a él: amor incondicional, alegría contagiosa y amistad verdadera.

Y así fue como Merry encontró la luz en medio de las sombras gracias al increíble regalo que fue Sebastián en su vida: un amigo capaz de transformar tristezas en sonrisas y convertir cada día gris en un lienzo lleno de colores brillantes e inolvidables aventuras.

FIN.

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