El brillo de Villa Danzante



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Danzante, un niño llamado Mateo que adoraba bailar.

Desde muy chico, Mateo mostraba un talento especial para moverse al ritmo de la música y siempre se destacaba en las clases de baile que tomaba con sus tres amigas inseparables: Lola, Valentina y Sofía.

Mateo era un niño alegre y lleno de energía, pero había algo que lo diferenciaba del resto: tenía un lunar grande y llamativo en medio de la frente. Al principio, esto le causaba cierta inseguridad, ya que algunos niños se burlaban de él por ser diferente. Sin embargo, Mateo no dejaba que los comentarios negativos afectaran su pasión por el baile.

Un día, en Villa Danzante se anunció la realización de un gran concurso de baile en el cual participarían parejas de todas partes del país.

Mateo y sus amigas estaban emocionados ante la idea de mostrar sus habilidades en el escenario y decidieron inscribirse juntos como grupo. "¡Chicos, vamos a ensayar más que nunca para ganar este concurso!", exclamó Lola emocionada. "Sí, tenemos que demostrarle a todos lo increíbles bailarines que somos", agregó Valentina con entusiasmo.

"¡Vamos a brillar en el escenario y dejar a todos boquiabiertos!", dijo Sofía con determinación. Los cuatro amigos comenzaron a ensayar día y noche, perfeccionando cada paso y coordinando sus movimientos para lograr una presentación impecable.

A medida que se acercaba la fecha del concurso, Mateo empezó a sentirse nervioso por su lunar y cómo sería percibido por el público.

Sin embargo, cuando llegó finalmente el día del evento, Mateo recordó algo importante: lo más importante era ser fiel a sí mismo y disfrutar cada momento sobre el escenario. Confiando en su talento y en el apoyo incondicional de sus amigas, subió al escenario con seguridad y determinación.

La música comenzó a sonar y los cuatro amigos empezaron a bailar como nunca antes lo habían hecho. Sus movimientos eran sincronizados, llenos de energía y pasión. El público los miraba maravillado mientras aplaudían emocionados. Al finalizar su presentación, el jurado deliberó durante unos minutos que parecieron eternos.

Finalmente, anunciaron al grupo ganador: ¡Mateo y sus amigas habían conquistado el primer lugar!"¡Lo logramos chicos! ¡Somos los campeones!", gritó Mateo emocionado. "Estoy tan orgullosa de nosotros", dijo Valentina abrazando a sus amigos.

"Nada puede detenernos cuando trabajamos juntos", afirmó Sofía sonriente. "Y tú Mateo... tu lunar te hace único e increíble", expresó Lola con cariño.

Desde ese día en adelante, Mateo entendió que ser diferente no era algo malo; al contrario, era lo que lo hacía especial. Su lunar se convirtió en su sello distintivo como bailarín excepcional en Villa Danzante. Y juntos, Mateo junto a Lola, Valentina y Sofía continuaron bailando felices para siempre.

Y colorín colorado este cuento ha terminado pero recuerda ¡siempre sé tú mismo!

FIN.

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