El brillo del amor



Había una vez una mamá nube llamada Tristeza, quien siempre estaba cansada y no podía encontrar la alegría en su vida. Vivía en el cielo junto a sus dos pequeñas nubecitas, Alegría y Cansancio.

Un día, mientras las nubecitas jugaban entre las montañas de algodón en el cielo, Alegría notó que su mamá estaba más triste de lo normal. Se acercó a ella y le preguntó preocupada:- Mamá, ¿qué te pasa? Te veo muy triste y cansada.

Tristeza suspiró y respondió:- Querida Alegría, estoy agotada de cargar con todas mis preocupaciones y responsabilidades. No encuentro la felicidad en mi corazón. Alegría sabía que tenía que hacer algo para ayudar a su mamá.

Entonces se le ocurrió una idea brillante. - Mamá, vamos a visitar al sabio Sol. Él siempre tiene consejos maravillosos para darnos. Tristeza asintió con resignación y juntas fueron volando hacia el sol resplandeciente.

Cuando llegaron, el sol les dio la bienvenida con una cálida sonrisa. - Hola queridas nubes, ¿en qué puedo ayudarlas hoy? Alegría tomó la palabra:- Sabio Sol, nuestra mamá está triste y cansada todo el tiempo. No sabe cómo encontrar la alegría en su vida.

El sol pensativo miró a Tristeza por un momento antes de responder:- Querida Tristeza, todos pasamos por momentos difíciles en nuestras vidas.

Pero es importante recordar que incluso durante los tiempos más oscuros, hay una luz brillante que siempre nos guía: el amor. Tristeza se sorprendió por las palabras del sol y preguntó:- Pero, ¿cómo puedo encontrar ese amor en mi vida? El Sol sonrió y respondió:- El amor está en todas partes, querida Tristeza.

Está en los pequeños momentos de felicidad que compartes con tus hijos, está en la risa de un niño jugando o en el abrazo reconfortante de un amigo. Solo necesitas abrir tu corazón y permitirte sentirlo.

Tristeza reflexionó sobre las palabras del sabio Sol y decidió seguir su consejo. Comenzó a prestar atención a los pequeños detalles que antes pasaban desapercibidos.

Se dio cuenta de lo hermoso que era ver a sus nubecitas jugar juntas, cómo el viento acariciaba suavemente su rostro y cómo la lluvia refrescaba la tierra sedienta. Poco a poco, Tristeza comenzó a encontrar alegría en cada día. Aprendió a valorar los momentos simples y descubrió que incluso durante los días nublados podía encontrar razones para sonreír.

Las nubes volvieron al cielo con un brillo renovado en sus corazones. Mamá nuve Tristeza ya no estaba cansada ni triste todo el tiempo; ahora tenía una nueva perspectiva llena de esperanza y felicidad.

Desde aquel día, mamá nuve Tristeza enseñó a sus hijas la importancia de buscar la belleza y el amor en cada momento de la vida. Juntas, formaron un equipo poderoso para llevar lluvias refrescantes y arcoíris brillantes a todos los rincones del mundo.

Y así, la historia de mamá nuve Tristeza se convirtió en una inspiración para todas las nubes del cielo, recordándoles que incluso en los días más grises siempre hay un rayo de sol esperando brillar.

FIN.

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