El Brillo del Amor Verdadero
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, donde vivían Melissa y Cristian. Melissa era una mujer muy vanidosa y materialista, mientras que Cristian era un hombre amable, trabajador y siempre dispuesto a ayudar a los demás.
Melissa siempre se quejaba de todo lo que Cristian hacía. Nunca estaba contenta con nada: la comida que preparaba, la forma en que limpiaba la casa o incluso cómo la trataba con amor y ternura.
Por otro lado, Cristian siempre intentaba complacer a Melissa y hacerla feliz, pero parecía que nunca lograba satisfacer sus exigencias. Un día, cansada de las constantes críticas de Melissa, Cristian decidió hablar seriamente con ella.
"Melissa, sé que no estás contenta conmigo y eso me entristece mucho. ¿Qué puedo hacer para mejorar nuestra relación?"- preguntó Cristian con sinceridad. Melissa frunció el ceño y respondió fríamente: "Nunca estaré contenta contigo. Eres un buen hombre, pero no es suficiente para mí.
Quiero más lujos, más dinero y más atención. "-Cristian suspiró profundamente y sin decir una palabra se alejó de la casa. Decidió dar un largo paseo por el bosque cercano para despejar su mente.
Mientras caminaba entre los árboles, escuchó unos gritos desesperados. Al acercarse, descubrió a una familia de conejos atrapada en una red cazadora.
Sin dudarlo ni un segundo, Cristian liberó a los conejitos y los ayudó a regresar sanos y salvos a su madriguera. Esa noche al regresar a casa, Melissa lo esperaba impaciente pero esta vez algo había cambiado en ella al verlo llegar tan sereno y decidido. —"Cristian" , dijo tímidamente Melissa,"creo que he sido muy injusta contigo todo este tiempo.
Me doy cuenta de que eres un gran hombre con un corazón noble. "-Cristian sonrió cálidamente y le tendió la mano a Melissa diciendo: "Todos cometemos errores querida esposa; lo importante es aprender de ellos y crecer juntos como pareja.
"-Desde ese día, Melissa comenzó a valorar realmente a Cristian por quien era en su interior más allá de las posesiones materiales o las apariencias superficiales.
Y juntos descubrieron que el verdadero amor no reside en lo que tenemos sino en cómo tratamos a los demás y compartimos momentos especiales llenos de comprensión y empatía.
Así fue como Melissa aprendió una valiosa lección gracias al buen esposo Cristian: el amor verdadero va mucho más allá del brillo superficial; radica en la pureza del corazón y la bondad hacia los demás.
FIN.