El brillo del verdadero yo



Había una vez un patito feo llamado Federico. Vivía en una granja junto a su mamá pata y sus hermanos patitos. Pero, a diferencia de ellos, Federico era diferente.

Tenía un plumaje grisáceo y desaliñado, mientras que sus hermanos eran hermosos y brillantes. Desde muy pequeño, Federico se dio cuenta de que no encajaba con los demás. Sus hermanos siempre se burlaban de él y lo excluían de todas las actividades divertidas que hacían juntos.

Un día, cuando Federico ya no pudo soportar más la tristeza y el rechazo, decidió escapar de la granja en busca de una vida mejor. Caminó durante días hasta llegar a un lago mágico donde vivían muchos animales diferentes.

Al llegar al lago, Federico se encontró con una familia de cisnes elegantes y majestuosos. Quedó maravillado por su belleza y gracia al nadar por el agua cristalina del lago.

"¡Hola! Soy Federico", dijo tímidamente el patito feo al acercarse a los cisnes. "¡Encantados de conocerte! Somos la familia Cisne", respondieron los cisnes con alegría. Federico les contó su historia y cómo había sido excluido en su antigua familia.

Los cisnes comprendieron su dolor e inmediatamente lo aceptaron como uno más de ellos. A partir de ese momento, Federico comenzó a vivir felizmente junto a los cisnes en el lago mágico. Aprendió a nadar elegantemente como ellos e incluso descubrió que tenía un talento especial para el canto.

Un día, los cisnes decidieron visitar la granja donde Federico había nacido. Querían mostrarle a su antigua familia lo hermoso y especial que se había convertido.

Al llegar a la granja, los patitos que antes se burlaban de Federico no podían creer lo que veían. El patito feo ahora era un cisne radiante y todos quedaron impresionados por su belleza. "¡Federico! ¡Eres realmente hermoso!", exclamó su mamá pata con lágrimas de alegría en sus ojos. "Sí, mamá.

Ahora soy quien siempre quise ser", respondió Federico sonriendo. La antigua familia de Federico aprendió una valiosa lección ese día: nunca juzgar a alguien por su apariencia externa.

Aprendieron a valorar las diferencias y a aceptar a cada individuo tal como es. Desde aquel momento, Federico vivió felizmente junto a su nueva familia de cisnes en el lago mágico.

Siempre recordaba su pasado como patito feo, pero sabía que eso solo había sido una etapa en su vida y que ahora era un hermoso cisne resplandeciente. Y así, el cuento del patito feo se convirtió en una historia inspiradora para todos aquellos que alguna vez se sintieron diferentes o excluidos.

Nos enseñó la importancia de aceptarnos y amarnos tal como somos, porque todos tenemos algo especial dentro de nosotros esperando brillar.

FIN.

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