El brillo en la oscuridad



Había una vez en el hermoso bosque de colores, un conejito llamado Benito. Benito era muy valiente y aventurero, pero tenía un pequeño problema: le tenía miedo a la oscuridad.

Una noche, mientras todos los animales del bosque dormían plácidamente, Benito se despertó sobresaltado por un ruido extraño que venía de afuera de su madriguera. El corazón del conejito comenzó a latir rápidamente y las patitas le temblaban de miedo.

"¡Ay, ay! ¿Qué será ese ruido tan espantoso?" -se preguntaba Benito asustado. Decidido a averiguar qué ocurría, salió corriendo hacia el lugar del ruido. Pero al llegar allí, solo encontró una pequeña ardilla jugando con unas hojas secas.

La ardilla no podía entender por qué Benito estaba tan asustado. "¿Por qué tienes tanto miedo, Benito?" -preguntó la ardilla curiosa. "Me da mucho miedo la oscuridad" -respondió el conejito tristemente-. "Cuando anochece y todo se vuelve oscuro, me siento solo y asustado".

La ardilla sonrió dulcemente y dijo:"No tienes por qué tenerle miedo a la oscuridad, querido amigo. Es cierto que no podemos ver lo que hay a nuestro alrededor cuando está oscuro, pero eso no significa que debamos sentirnos solos o asustados".

Benito levantó sus orejitas intrigado y preguntó:"¿Y cómo haces tú para no tenerle miedo?"La ardilla se acercó a Benito y le explicó:"Cuando llega la noche, yo cierro mis ojitos y me imagino que estoy rodeada de las cosas que más amo en el mundo.

Pienso en mi familia, en mis amigos y en todas las aventuras divertidas que hemos vivido juntos. Así, aunque no pueda ver nada, siento todo el amor y la alegría a mi alrededor".

Benito escuchaba atentamente las palabras de la ardilla y poco a poco su miedo fue desapareciendo. "Creo que puedo intentarlo" -dijo Benito con una sonrisa esperanzadora.

Esa misma noche, cuando el sol se escondió detrás del horizonte, Benito cerró sus ojitos como le había enseñado la ardilla. En su mente aparecieron imágenes llenas de colores y risas: sus padres jugando con él, sus amigos saltando felices por el bosque y todas las travesuras que habían hecho juntos.

Poco a poco, Benito sintió cómo su miedo se transformaba en valentía. Ya no tenía miedo a lo oscuro porque sabía que siempre estaría rodeado de amor y alegría. Desde aquel día, Benito dejó atrás su temor a la oscuridad.

Aprendió que todos tenemos miedos en algún momento de nuestras vidas, pero también descubrió que podemos enfrentarlos con imaginación y pensamientos positivos. Y así vivió felizmente junto a sus amigos del bosque, disfrutando cada aventura sin importar si era de día o de noche.

Porque ahora sabía que el verdadero valor está dentro de nosotros mismos. Fin

FIN.

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