El brillo mágico de Mateo



En el hospital materno infantil de Badajoz, en la planta 8, se gestaba un misterio que solo esperaba el momento indicado para revelarse.

Este misterio tenía forma de don especial, un poder mágico que aguardaba pacientemente a que llegara un niño con un corazón puro y lleno de luz. Un día soleado, nació Mateo en ese hospital. Desde sus primeros momentos en este mundo, su risa resonaba como una melodía encantadora que alegraba a todos los presentes.

Los enfermeros y médicos notaban algo especial en él, pero no sabían exactamente qué era. Conforme Mateo crecía, su carisma y energía positiva eran contagiosos.

Siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás y a hacer sonreír a quienes lo rodeaban. Un día, mientras jugaba en la sala de juegos del hospital con otros niños enfermos, algo extraordinario comenzó a ocurrir.

- ¡Miren! ¡Las luces están brillando más fuerte cuando Mateo está cerca! -exclamó emocionada Martina, una niña curiosa con grandes anteojos. Los demás niños se acercaron asombrados y vieron cómo las luces parpadeaban con mayor intensidad cuando Mateo pasaba junto a ellas.

- ¡Es increíble! ¿Cómo lo haces, Mateo? -preguntó Juanito, un niño valiente que siempre buscaba respuestas. Mateo sonrió con humildad y respondió: "No sé cómo lo hago... Simplemente siento amor por todo lo que me rodea". Los niños se miraron entre ellos maravillados.

Era evidente que Mateo poseía un don especial capaz de interactuar con la magia oculta del hospital. A partir de ese día, decidieron explorar juntos este nuevo mundo lleno de sorpresas. Cada rincón del hospital guardaba secretos y desafíos para los pequeños aventureros.

Encontraron puertas encantadas que solo se abrían al toque de Mateo y habitaciones llenas de colores brillantes donde los juguetes cobraban vida por unos instantes. Una tarde lluviosa, descubrieron una escalera escondida detrás de un cuadro antiguo en el pasillo principal.

Decidieron subirla siguiendo la intuición de Mateo. Al llegar al último piso, se encontraron frente a una puerta gigante cubierta por enredaderas luminosas. - ¿Qué creen que haya detrás? -preguntó Martina emocionada. - Solo hay una forma de averiguarlo...

¡Abrámosla! -dijo Juanito valientemente. Al empujar la puerta entreabierta, fueron recibidos por una luz cegadora que poco a poco se transformó en destellos dorados danzantes alrededor de Mateo.

En el centro de aquella habitación resplandeciente había un cofre antiguo adornado con gemas centelleantes. - Este cofre debe contener el secreto del don de Mateo -susurró Martina emocionada mientras avanzaban hacia él lentamente. Mateo posó sus manos sobre el cofre y sintió una conexión profunda con él.

Las gemas comenzaron a brillar aún más intensamente hasta formar palabras luminosas en el aire:"El verdadero poder reside en tu corazón noble, donde el amor y la bondad son tu guía constante.

Tu don especial es ser la luz en la oscuridad, capaz de sanar heridas e inspirar felicidad. "Los niños escucharon atentamente las palabras radiantes mientras sentían cómo sus corazones se inundaban de gratitud y amor incondicional.

Habían descubierto juntos el don único e invaluable que poseía Mateo: el poder transformador del amor genuino hacia uno mismo y hacia los demás. Desde aquel día inolvidable, Mateo siguió iluminando cada rincón del hospital materno infantil con su luz interior incomparable.

Los pacientes sanaban más rápido gracias a su presencia llena de esperanza y alegría; los médicos aprendían sobre compasión y empatía observándolo interactuar; incluso las paredes parecían vibrar con energía positiva cada vez que él pasaba cerca.

Y así fue como Mateo descubrió su don especial junto a sus amigos inseparables: Martina y Juanito; tres pequeños héroes cuyos corazones brillaban tan intensamente como las estrellas en el firmamento nocturno.

FIN.

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