El brillo que venció la oscuridad


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Solcito, un niño llamado Ivan. Ivan era muy especial, ya que tenía la capacidad de irradiar luz y calor como un verdadero sol.

Desde que nació, su familia supo que era diferente a los demás niños. Un día, mientras caminaba por el pueblo con sus padres, Ivan se dio cuenta de que muchas personas estaban tristes y desanimadas. Decidió acercarse a una señora mayor que parecía especialmente triste.

"Hola señora, ¿por qué está tan triste?"- preguntó Ivan con curiosidad. La señora levantó la cabeza sorprendida al ver a este niño brillante acercándose a ella.

"Oh mi querido niño, estoy preocupada porque no ha salido el sol en varios días y todo parece más oscuro"- respondió la señora con voz apagada. Ivan sonrió y dijo: "No te preocupes señora, yo soy como un pequeño sol y puedo iluminar tu día".

La señora se sorprendió aún más al escuchar estas palabras. Pero antes de poder decir algo más, Ivan comenzó a brillar intensamente y poco a poco fue llenando el lugar con su cálida luz.

Las caras tristes de las personas se iluminaron al instante y todos empezaron a sonreír. A partir de ese momento, Ivan decidió usar su don para hacer feliz a la gente del pueblo. Cada día salía temprano por la mañana y recorría las calles llevando luz y alegría a quienes lo necesitaban.

Sin embargo, no todos estaban contentos con el brillo de Ivan.

Un grupo de personas malintencionadas, lideradas por el malvado señor Oscuro, se sentían amenazados por la luz y decidieron hacer todo lo posible para apagar a Ivan y volver al pueblo a su estado oscuro. Un día, mientras Ivan iluminaba una plaza llena de niños jugando, el señor Oscuro y sus secuaces aparecieron con cubos llenos de agua.

Querían apagar al pequeño sol de una vez por todas. Pero antes de que pudieran lanzar el agua sobre él, los niños del pueblo se unieron en una cadena humana para protegerlo. "No permitiremos que apaguen a Ivan"- gritaron los niños valientemente.

La cadena humana creció más y más hasta rodear completamente a Ivan. Los secuaces del señor Oscuro no pudieron llegar hasta él. Entonces, algo maravilloso sucedió: cada uno de los niños comenzó a brillar como pequeños soles también.

El brillo combinado de todos ellos fue tan fuerte que deslumbró al señor Oscuro y sus secuaces quienes huyeron despavoridos. Desde ese día, el pueblo nunca volvió a estar oscuro.

Ivan continuó irradiando su luz pero ahora tenía la ayuda de todos los otros pequeños soles que había creado en aquel momento. El pueblo Solcito se convirtió en un lugar lleno de felicidad y alegría gracias a la luz inquebrantable del pequeño sol llamado Ivan.

Y así vivieron felices para siempre, iluminando cada rincón con amor y bondad.

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