El bufón de Risotón



En el Reino de Risotón, la noticia del concurso para encontrar al bufón más entretenido se esparció como reguero de pólvora.

Todos los habitantes estaban emocionados y ansiosos por participar en el evento que prometía ser el más divertido del año. Entre los aspirantes a convertirse en el bufón del Rey Jocoso, se encontraba un joven llamado Pedrito, quien desde pequeño había hecho reír a todos con sus ocurrencias y chistes.

Pedrito estaba decidido a ganar el concurso y demostrar que era el mejor bufón del reino. El día del concurso llegó y todo Risotón se congregó en la plaza principal, donde se habían instalado enormes carpas decoradas con colores brillantes y payasos haciendo malabares.

El Rey Jocoso se sentó en su trono, rodeado de nobles y súbditos expectantes. - ¡Bienvenidos al Concurso del Bufón Más Entretenido! -anunció el Rey Jocoso con entusiasmo-. Que comiencen las actuaciones.

Uno a uno, los concursantes subieron al escenario para hacer reír al público y al jurado compuesto por los mejores humoristas del reino. Hubo malabares, acrobacias cómicas e incluso algunos trucos de magia que arrancaron carcajadas.

Cuando le llegó el turno a Pedrito, él estaba nervioso pero decidido a dar lo mejor de sí mismo. Comenzó contando chistes sobre animales parlanchines y luego hizo imitaciones tan graciosas que nadie podía contener la risa.

- ¡Este chico tiene un talento increíble! -exclamaba la gente entre risas mientras Pedrito seguía con su actuación. Finalmente, llegó el momento de conocer al ganador. El Rey Jocoso tomó la palabra:- Después de deliberar largamente, hemos llegado a una decisión. El bufón más entretenido de Risotón es...

¡Pedrito! El público estalló en aplausos y vítores mientras Pedrito subía nuevamente al escenario para recibir su premio: una capa multicolor y un sombrero extravagante que lo distinguirían como el bufón oficial del Rey Jocoso.

Desde ese día, Pedrito siguió haciendo reír a grandes y chicos en cada fiesta o celebración real. Su ingenio y buen humor conquistaron aún más corazones en todo el Reino de Risotón, donde la risa reinaba eternamente gracias al talento inigualable de su nuevo bufón favorito.

FIN.

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