El búho mágico y los ogros pestilentes



En una aldea mágica llamada Albaluz, vivía un búho muy especial llamado Oli. Oli no era un búho común, ¡tenía poderes mágicos! Podía lanzar hechizos con su mirada y volar con una velocidad increíble.

Pero lo más importante es que Oli era un búho amable y generoso, siempre dispuesto a ayudar a sus vecinos. Un día, la noticia corrió por la aldea de que unos ogros pestilentes estaban atacando los cultivos y asustando a los aldeanos.

Todos estaban preocupados y no sabían qué hacer.

- ¡Oh no, los ogros pestilentes son muy peligrosos! -exclamó asustada Lila, la conejita. - Necesitamos a alguien que nos proteja -dijo el perrito Tito, temblando de miedo.

Oli, al escuchar las súplicas de sus amigos, decidió actuar. Se preparó para enfrentar a los ogros y proteger a su amada aldea. Volando por los bosques, encontró a los ogros pestilentes, quienes despedían un olor tan pestilente que hacía llorar a los árboles.

- ¡Ogros pestilentes, deténganse! -gritó Oli con valentía. Los ogros se rieron con malicia. - ¿Y quién eres tú para detenernos, pequeño búho? -dijeron burlonamente. Oli lanzó un hechizo mágico que llenó el aire de mariposas brillantes.

Los ogros, confundidos, empezaron a estornudar y a retroceder. Oli aprovechó el momento y les habló con voz firme: - Aquí en Albaluz, todos merecen vivir en paz. No permitiré que sigan asustando a mi aldea.

Los ogros, entre estornudos y lágrimas, finalmente se rindieron y prometieron no volver a causar problemas. Los aldeanos celebraron la valentía de Oli y le agradecieron con una hermosa fiesta llena de música y baile.

Desde ese día, Oli se convirtió en el guardián de la aldea, siempre dispuesto a proteger a sus amigos de cualquier dificultad. Y los ogros pestilentes, aprendieron que la bondad y la valentía siempre triunfan sobre la maldad.

FIN.

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