El búho que aprendió a escuchar



Había una vez un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos. En este lugar vivían muchos animales, cada uno con su propio sonido característico.

Había pájaros que cantaban dulces melodías, ranas que croaban en los charcos y grillos que chirriaban por la noche. Pero había un animal diferente a todos los demás: era un búho llamado Bubo. A diferencia de sus amigos alados, él no podía producir ningún sonido.

Esto lo hacía sentir triste y excluido del grupo. Un día, mientras observaba a los otros animales jugar y comunicarse entre sí con sus diferentes sonidos, Bubo se sintió inspirado para encontrar su propia voz única. Así comenzó su búsqueda para descubrir cómo hacer sonidos.

Primero intentó imitar el canto de los pájaros, pero no tuvo éxito. Luego trató de croar como las ranas, pero tampoco funcionó.

Desanimado y cansado después de varios días de intentarlo sin éxito, Bubo decidió irse a dormir temprano esa noche. Pero algo inesperado ocurrió: en medio de la noche escuchó un extraño ruido proveniente del bosque.

Se levantó curioso e investigando el origen del sonido llego hasta un árbol donde encontró a una lechuza tocando una hermosa canción con su flauta mágica. Bubo quedo asombrado por la música que escuchaba y se acercó tímidamente hacia ella.

La lechuza noto su presencia y lo invito amablemente a sentarse junto a ella para disfrutar juntos la música nocturnaMientras ambos disfrutaban de la música, Bubo se dio cuenta de que no necesitaba producir sonidos como los demás animales para ser especial.

Él también tenía su propia forma única de comunicarse y expresarse: simplemente escuchando y apreciando los sonidos a su alrededor. Al día siguiente, Bubo compartió sus experiencias con sus amigos animales y les enseño la importancia de escuchar y valorar los sonidos del mundo que nos rodea.

Desde ese día en adelante, todos se comprometieron a prestar más atención a los sonidos del bosque e incluso crearon una banda musical donde cada uno tocaba su propio instrumento con el objetivo de producir hermosas melodías juntos.

Y así, gracias al encuentro con la lechuza mágica, Bubo aprendió una valiosa lección sobre la importancia de encontrar nuestra propia voz única en este mundo lleno de diferentes sonidos.

FIN.

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