El burro curioso
Había una vez un burro llamado Burro, que vivía en la hermosa montaña de Córdoba, Argentina. Burro era muy curioso y le encantaba explorar cada rincón de su hogar.
Un día, mientras paseaba por la montaña, una tormenta inesperada comenzó a desatarse. Las nubes grises cubrieron el cielo y los truenos resonaban fuertemente. Burro se asustó y trató de correr para refugiarse, pero resbaló en el camino mojado y se lastimó una pata.
"¡Ay! ¡Qué dolor!", exclamó Burro mientras intentaba levantarse. Pero su pierna estaba demasiado adolorida como para moverse. En ese momento, apareció Conejo saltando entre las rocas cercanas.
Al ver a su amigo lastimado, Conejo se acercó rápidamente y preguntó preocupado: "Burro, ¿estás bien? ¿Necesitas ayuda?". Burro suspiró con alivio al ver a Conejo y respondió: "No puedo moverme, me lastimé la pata cuando resbalé". Conejo no perdió tiempo y fue en busca de ayuda.
Pronto regresaron Zorro y Pájaro carpintero. Zorro tenía mucha experiencia en primeros auxilios gracias a su astucia natural, mientras que Pájaro carpintero era conocido por ser muy hábil con sus picoteos precisos.
Zorro evaluó cuidadosamente la lesión de Burro y dijo: "No te preocupes, Burro. Solo necesitamos inmovilizar tu pata para que puedas sanar". Pájaro carpintero encontró algunas ramas delgadas y las unió con su pico, creando una especie de férula improvisada.
Con mucho cuidado, Conejo, Zorro y Pájaro carpintero colocaron la férula en la pata de Burro. Aunque todavía sentía dolor, Burro se sintió aliviado al tener el apoyo de sus amigos. "¡Muchas gracias por ayudarme! No sé qué haría sin ustedes", dijo Burro con gratitud.
Los días pasaron y Burro permaneció en su refugio mientras sanaba su pierna. Sus amigos lo visitaban a diario para asegurarse de que estuviera bien y le traían hojas frescas y agua para que no pasara hambre ni sed.
Un día soleado, cuando la tormenta ya había pasado hace mucho tiempo, Burro decidió intentar dar algunos pasos. Con cautela se levantó y comenzó a caminar con dificultad. Para sorpresa de todos, apareció Ciervo trotando hacia ellos.
"¡Hola amigos! Escuché que nuestro querido Burro estaba lastimado. Vine aquí tan rápido como pude para ver cómo está". Burro sonrió emocionado al ver a Ciervo acercándose. "Estoy mucho mejor ahora gracias a mis increíbles amigos", respondió felizmente.
Ciervo asintió con una sonrisa cálida: "Eso es lo que hacen los verdaderos amigos: estar ahí en los momentos difíciles". Desde ese día, Burro aprendió una valiosa lección sobre la amistad y el apoyo mutuo.
Sabía que siempre podía contar con Conejo, Zorro, Pájaro carpintero y Ciervo, y que juntos podían superar cualquier obstáculo que se les presentara. Y así, Burro y sus amigos animales continuaron explorando la montaña, cuidándose mutuamente y compartiendo aventuras inolvidables mientras fortalecían su amistad día tras día.
FIN.