El burro sabio y el lobo astuto
El burro, asustado por la presencia del lobo, decidió actuar con astucia y valentía. En lugar de huir, decidió acercarse al lobo y entablar una conversación.
- ¡Hola, señor lobo! ¿Qué lo trae por estos campos tan soleados hoy? -preguntó el burro con voz temblorosa pero firme. El lobo, sorprendido por la valentía del burro, respondió con una sonrisa falsa: - Oh, nada en particular. Solo estaba dando un paseo por aquí.
El burro no se dejó engañar por las palabras amables del lobo y decidió poner a prueba su inteligencia. - ¿Y qué le parece si jugamos a un juego para pasar el rato? Tengo una idea muy divertida que seguro le gustará.
El lobo, intrigado por la propuesta del burro, aceptó sin dudarlo. - Está bien, juego contigo. Pero que sea rápido, tengo cosas que hacer -dijo el lobo impacientemente. El burro propuso jugar a las adivinanzas.
Cada uno debía hacerle una pregunta al otro y si acertaban la respuesta ganarían puntos. El primero en llegar a diez puntos sería el ganador.
El burro comenzó haciendo preguntas simples al lobo sobre animales y plantas del campo, mientras que el lobo respondía con dificultad debido a su falta de conocimiento sobre ese mundo natural. Poco a poco, el burro fue ganando puntos hasta quedar solo a uno de ser el vencedor.
- Bien, ahora es mi turno de hacer la última pregunta -anunció el burro con una sonrisa pícara-. Si respondes correctamente podrás ganar todo el juego.
El burro formuló su pregunta:- ¿Cuál es la criatura más sabia y astuta de todos los animales? El lobo pensó durante unos instantes y finalmente respondió:- La zorra es considerada la más astuta de todas las criaturas del bosque. Pero para sorpresa del lobo, el burro reveló la respuesta correcta:- No amigo mío; la criatura más sabia soy yo mismo.
Porque sé cómo enfrentar mis miedos y resolver problemas utilizando mi inteligencia en lugar de recurrir a la violencia como tú lo haces.
Con esa lección aprendida, el lobo reconoció su error al intentar engañar al inocente burrito y prometió cambiar sus malas costumbres. Desde ese día en adelante se convirtieron en amigos inseparables; cada vez que alguien necesitaba ayuda o consejo recurrían juntos para solucionarlo demostrando que las diferencias entre ellos podían superarse con respeto e inteligencia.
Y así vivieron felices compartiendo aventuras y aprendizajes en aquel hermoso campo primaveral donde habían forjado una amistad eterna basada en valores como honestidad y solidaridad.
FIN.