El Burro Sabio y la Tabla del 7
Era una soleada mañana en la granja de Don Pancho, donde todos los animales se preparaban para empezar su jornada. Un burro llamado Pipo, conocido por su gran sabiduría y paciencia, decidió que era el momento perfecto para enseñar a sus pequeños hijitos burros la tabla del 7.
Pipo reunió a sus cuatro hijitos: Pochito, Loli, Chichí y Nito. Todos estaban entusiasmados, excepto Nito, quien se sentó un poco apartado con un gesto preocupado.
"Hoy vamos a aprender la tabla del 7", exclamó Pipo con entusiasmo.
"¡Sí! ¡La tabla del 7!" repitieron los tres burros, menos Nito, quien continuó con su preocupación.
"Nito, ¿por qué no te unes a nosotros?" preguntó Loli.
"No sé la tabla del 7, y me da miedo fracasar", respondió Nito, agachando la cabeza.
Pipo se acercó a Nito y le dio un suave empujoncito.
"No te preocupes, hijo. Todos aprendemos a nuestro propio ritmo. Si no lo sabes, hoy es un gran día para empezar, y además, estoy aquí para ayudarte. ¡Vamos, te necesito!"
Nito miró a su papá y sintió que su aliento lo animaba un poco.
"Está bien… intentaré", aceptó con una sonrisa tímida.
Así fue como Pipo comenzó a enseñarles la tabla:
"Repetimos juntos: 7 por 1 es 7!"
Los pequeños burros aclamaron al unísono:
"¡7 por 1 es 7!"
"Así es, y 7 por 2 es 14!"
Los pequeños continuaron entonando la respuesta:
"¡7 por 2 es 14!"
"Muy bien, sigamos. 7 por 3 es 21", dijo Pipo lleno de entusiasmo.
Los tres burros repitieron mientras Nito se esforzaba por no quedarse atrás.
"¡7 por 3 es 21!" , exclamaron.
Con cada resultado, Nito tomaba confianza y repetía en voz baja junto a sus hermanos. La sesión continuó, y su padre avanzaba con alegría, hasta que Pipo dijo:
"Y ahora, 7 por 4 es 28!"
Sin embargo, Chichí se distrajo con un grupo de mariposas que revoloteaban cerca.
"¡Miren esas mariposas!" gritó.
"Chichí, ¡regresa!" ordenó Loli.
"¡No puedo concentrarme con esas cosas volando!"
Pipo, riendo, decidió que era un buen momento para tomar un descanso.
"Vamos a jugar un juego: cada uno debe hacer una pregunta sobre la tabla del 7 mientras saltamos, comenzando desde Nito."
Nito, sintiéndose entusiasmado, pensó en cómo podía aplicar lo aprendido:
"¿Cuántos son los pastos que hay si cada burro salta 7 veces y hay 2 burros?"
Los demás quedaron pensativos, entonces Loli tomó la palabra:
"¡7 por 2! Eso da 14. Hasta ahora Nito, ¡sos un genio!"
"Si, yo ayudé, ¿no?" replicó Nito con una gran sonrisa.
Todos se rieron y el juego continuó, con cada uno tomando turno para preguntar mientras saltaban de alegría.
Sin embargo, Chichí seguía distraído y gritando debido a las mariposas voladoras.
"¿Por qué no juegan con las mariposas?"
Pipo decidió que era mejor calmar la situación y, con una idea brillante, les dijo:
"Si despejamos estos pensamientos caprichosos, la lección será más fácil. Si logramos que las mariposas se posen en nuestras narices, haremos una nueva pregunta sobre la tabla del 7. ¡El que lo logre, se lleva una rica zanahoria!"
Los burros hicieron frente a la competencia y pronto lograron atraer a varias mariposas. Al final, Nito fue quien logró que una mariposa se posara sobre su nariz, llevándose a casa una deliciosa zanahoria.
"Ahora, ¿cuál es tu pregunta?" inquirió Pipo.
"¿Cuál es el resultado de 7 por 5?"
Pipo sonrió, mientras todos se quedaron en silencio.
"Recuerden, 7 por 4 es 28, ¡entonces!"
"¡35!" gritaron al unísono.
Nito no podía creer lo que estaba escuchando.
"¡Lo logré!"
"Por supuesto, querido", respondió Pipo, abrazándolo.
Al final del día, durante la cena, Pipo miró a sus pequeños burros y dijo:
"Hoy aprendí que, aunque a veces no parezca fácil, el trabajo en equipo y la confianza en uno mismo pueden lograr que aprendamos juntos. ¡Estoy orgulloso de cada uno de ustedes!"
Y juntos compartieron risas y cuentos, llenos de amor y aprendizaje.
FIN.