El Burro y la Lagartija
En un tranquilo campo de Argentina, vivía un burro llamado Pancho. Él era grande y fuerte, con orejas largas que se movían como el viento. Todos los días, Pancho pastaba felizmente junto a un arroyo que serpenteaba entre los árboles.
Un soleado día, mientras Pancho estaba saboreando un rico pasto, notó un movimiento extraño en una roca cercana. Al acercarse, vio a una pequeña lagartija de color verde brillante.
"¡Hola! Mi nombre es Pancho, el burro. ¿Y vos quién sos?" - preguntó el burro.
La lagartija, un poco tímida, respondió:"Hola, yo soy Lila. Vivo aquí en esta roca. No suelo ver burros por estos lados."
Pancho, emocionado, decidió hacer nuevas amistades: "¿Querés jugar conmigo? Podemos explorar el campo juntos."
A pesar de que Lila era muy pequeña y veloz, aceptó la invitación. Pronto, ambos se convirtieron en amigos inseparables. Cada día, Pancho seguía a Lila mientras ella saltaba entre las rocas y se deslizaba entre las hojas. Por su parte, Lila aprendió a disfrutar de los largos paseos de Pancho, subiendo en su lomo para admirar todo desde las alturas.
Sin embargo, un día, mientras exploraban una zona más profunda del bosque, se encontraron con un gran charco de barro. Pancho, siendo bien grande y algo torpe, intentó cruzarlo, pero resbaló y terminó cubierto de barro hasta la cabeza.
"¡Ay, Pancho! ¡Estás hecho un desastre!" - rió Lila, viendo a su amigo tan divertido en la situación.
"No es tan gracioso... ¡No puedo moverme!" - dijo Pancho, un poco avergonzado.
Con una sonrisa, Lila tuvo una idea. "¡Te ayudaré!" - se subió a su cuello y, con mucha habilidad, comenzó a guiar a Pancho hacia un arbusto cercano, donde había algunas hojas grandes que podrían usar como un cepillo improvisado.
Después de varios intentos en los que Lila maniobraba y Pancho trompeteaba, lograron limpiarlo y entre carcajadas se sintieron felices de su colaboración.
"¡Gracias, Lila! No habría podido sin vos", le dijo Pancho orgulloso.
Con el tiempo, Pancho y Lila no solo se ayudaban a sí mismos, sino que se dieron cuenta de que podían ayudar a otros animales en su comunidad. Una mañana, escucharon unos lloriqueos que venían de un arbusto. Curiosos, fueron a investigar y encontraron a un pequeño pajarito que había caído de su nido.
"¡Pobrecito!" - exclamó Lila.
"Debemos ayudarlo", dijo Pancho preocupado. Con cuidado, Pancho usó su larga boca para levantar al pajarito, mientras Lila corría a buscar algunas ramas del suelo para construir un nuevo nido.
Después de un rato de trabajo en equipo, lograron colocar al pajarito en su nuevo hogar, que estaba seguro y acogedor. El pajarito, agradecido, les cantó una hermosa canción.
"¡Ves, Pancho! Juntos somos más fuertes" - le dijo Lila entusiasmada.
"Sí, ¡y también más felices!" - respondió Pancho, mirando a su amiga con admiración.
Desde aquel día, Pancho y Lila se hicieron conocidos como los héroes del bosque. Ayudaban a otros animales y, gracias a su amistad, descubrían que todos, sin importar su tamaño o especie, podían hacer grandes cosas si trabajaban juntos.
Y así, Pancho y Lila siguieron compartiendo aventuras, aprendiendo cada día lo valioso que es tener un amigo a nuestro lado y cómo juntos podemos superar cualquier obstáculo.
FIN.