El Caballero del Laberinto Amistoso



Había una vez, en un reino muy lejano, un caballero llamado Sir Amable. Su corazón era tan grande como su armadura brillante, y su mayor virtud era la amabilidad. Sir Amable vivía en un encantador castillo, pero un día se enteró de que en el centro del bosque había un laberinto misterioso, donde muchos se perdían y no podían encontrar el camino de salida.

Un día, decidido a ayudar a quienes se encontraban atrapados en el laberinto, Sir Amable se puso su armadura y partió hacia la aventura. Con su espada de madera recubierta de amor y su escudo pintado con sonrisas, llegó a la entrada del laberinto. Era un enredo de altos muros de arbustos y flores, y el viento susurraba secretos entre las hojas.

Mientras caminaba, escuchó un llanto suave. Sigilosamente se acercó y encontró a una pequeña coneja atrapada entre dos enredaderas.

"¡Hola, pequeña amiga! ¿Te encuentras bien?" - preguntó Sir Amable con su voz más suave.

"No, estoy perdida y no puedo salir de aquí," - respondió la coneja sollozando.

Sir Amable se agachó, extendiendo su mano con amabilidad.

"No te preocupes, yo te ayudaré. Vamos a encontrar la salida juntos. ¿Cómo te llamas?" - dijo.

"Soy Conejita Lila," - contestó, mirando esperanzada al caballero.

Sir Amable sonrió. Juntos comenzaron a explorar el laberinto. A medida que avanzaban, encontraron a otros animales perdidos: un erizo que había rodado a un callejón sin salida, un pájaro que no podía volar alto por los muros, y hasta un zorro que se había enredado en su propia cola.

El caballero usó su espada de madera para cortar las enredaderas y liberar al erizo. Con su escudo, ayudó al pájaro a salir volando, y con dulces palabras, enseñó al zorro a desenredarse.

"Gracias, Sir Amable. Eres muy gentil," - le dijo el zorro, mirando con admiración.

"La amabilidad es la clave para salir de cualquier laberinto, amigos. A veces no se trata de la dirección, sino de cómo nos ayudamos entre nosotros," - explicó el caballero mientras continuaban su recorrido.

Pero poco después, se encontraron ante un gran muro que parecía no tener fin. Todos estaban desanimados. Conejita Lila, con lágrimas en los ojos, dijo,

"Nunca vamos a salir, todo esto es inútil."

Sir Amable la miró con comprensión.

"A veces la solución está en nuestros corazones. Recuerden lo que aprendimos: la amabilidad y el trabajo en equipo. Vamos a unir nuestras fuerzas y pensamientos positivos, seguro podremos encontrar una manera."

Así que el uso de su amabilidad, cada uno empezó a pensar en lo que podían hacer. Conejita Lila recordó que podía saltar, el erizo era bueno en escabullirse, el pájaro tenía una gran visión desde arriba, y el zorro tenía la astucia.

Con el coraje renovado, el pájaro voló alto y se dio cuenta de que detrás del muro había una hueco que nadie había visto. Regresó emocionado y les dijo:

"¡Hay una salida! Si todos saltamos juntos, podremos llegar a ella."

Siguiendo el plan, cada uno se colocó en sus posiciones. Contaron hasta tres, y saltaron al unísono. ¡Y vaya que funcionó! Se colaron en el hueco y aterrizaron suaves en el otro lado del laberinto, entre risas y saltos.

Al salir del laberinto, todos aplaudieron y celebraron su amistad y trabajo en equipo. Sir Amable se convirtió en el héroe del día, pero, más importante aún, había sembrado en sus corazones la semilla de la amabilidad y la cooperación.

"Recuerden, amigos: siempre habrá laberintos en nuestras vidas, pero la verdadera magia está en ayudarse unos a otros para encontrar el camino a casa"

Con nuevas historias que contar y corazones llenos de alegría, los amigos decidieron explorar juntos el bosque, sabiendo que mientras se tuvieran unos a otros, cualquier laberinto sería mucho más fácil de atravesar. Y así, Sir Amable y sus nuevos compañeros vivieron muchas más aventuras llenas de amabilidad y cooperación en el reino.

Desde ese día, sí alguna vez veían a alguien perdido en su camino, lo ayudarían como Sir Amable les enseñó. Y así, el mensaje de la amabilidad se fue contando de boca en boca, hasta convertirse en una leyenda del reino.

FIN.

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