El Caballero y el Dragón de Fuego



Había una vez en un reino lejano de Aragón, un valiente caballero llamado Juan que soñaba con emular las hazañas de San Jorge y vencer a un temible dragón que aterrorizaba al pueblo.

Un día, mientras paseaba por el bosque, escuchó los gritos de desesperación de los aldeanos. Se acercó corriendo y vio al enorme dragón escupiendo fuego y humo por sus narices.

Sin dudarlo, Juan se armó con su espada y su escudo, decidido a librar al pueblo de esa terrible amenaza. El dragón lo miró fijamente con sus ojos amarillos y rugió con fuerza. "¡Humano insolente, nadie ha logrado derrotarme antes! ¡Prepárate para tu final!"-, dijo el dragón con voz atronadora.

Juan no se amedrentó y respondió valientemente: "No temo a tus llamas, bestia maligna. Hoy demostraré mi valor y protegeré a estos inocentes. "-La batalla fue épica.

El dragón lanzaba llamaradas sin cesar, pero Juan era ágil esquivándolas y encontrando oportunidades para atacar. Con cada golpe certero de su espada, el monstruo parecía debilitarse un poco más. Finalmente, después de una intensa lucha, Juan clavó su espada en el corazón del dragón.

El monstruo cayó al suelo con un estruendo ensordecedor y dejó escapar su último suspiro. Los habitantes del pueblo salieron de sus casas entre aplausos y vítores. Habían sido liberados gracias al valor y la determinación de Juan.

Lo llevaron en hombros hasta el castillo, donde lo nombraron caballero honorario del reino por su valentía. Desde ese día, la historia de Juan se convirtió en leyenda en todo Aragón.

Los niños escuchaban maravillados cómo había enfrentado al dragón sin miedo alguno e inspiraba a todos a nunca rendirse frente a las adversidades. Y así, gracias a la valentía y determinación de Juan, Aragón vivió en paz por muchos años más, recordando siempre que incluso los desafíos más grandes pueden superarse con coraje y perseverancia.

FIN.

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