El Caballo Amor y la Niña del Campo



Había una vez, en una pequeña casita de campo en Puerto Rico, una niña llamada Lucía. Lucía era una niña curiosa, llena de energía y sueños. Su mayor deseo era montar un caballo, pero en su hogar no tenían uno. Sin embargo, su abuela siempre le contaba historias sobre un mágico caballo llamado Amor que vivía en un bosque cercano.

"Abuela, hoy quiero conocer a ese caballo Amor que tanto hablas. ¡Debe ser muy especial!" - dijo Lucía con un brillo en los ojos.

"Si, mi querida. Amor es un caballo que no solo corre rápido, sino que también enseña a los niños a valorar la amistad y la bondad" - respondió la abuela, sonriendo.

Un día, decidida a encontrar a Amor, Lucía se puso su gorra favorita y salió de casa. Caminó por senderos floridos, saludando a las mariposas que danzaban en el aire. Después de un rato, llegó al bosque donde, según su abuela, vivía Amor.

Tras recorrer un poco, se encontró con un hermoso árbol. A los pies del árbol, había un caballo blanco radiante que parecía estar esperándola.

"¿Eres tú el famoso caballo Amor?" - preguntó Lucía, asombrada.

"¡Sí! Soy yo, Lucía. He estado esperando tu llegada" - respondió Amor, moviendo su cola con alegría.

"Pero… ¡hablas!" - exclamó la niña, con la boca abierta.

"Claro, cada animal tiene un don, y el mío es poder hablar con aquellos que creen en la bondad del corazón" - explicó Amor, acercándose a Lucía.

Lucía no podía creerlo. Montó en el lomo de Amor y, juntos, comenzaron a galopar por el bosque.

Finalmente, después de un rato, llegaron a un claro lleno de flores que Lucía nunca había visto. De repente, un grupo de animales salió corriendo.

"¿Qué ocurre?" - preguntó Lucía, alarmada.

"Un gran vendaval se aproxima y todos los animales están asustados, no saben dónde refugiarse" - respondió un conejo pequeño, temblando.

Lucía recordó lo que su abuela le había enseñado sobre ser amable y ayudar a los demás. Entonces, tuvo una idea.

"Podemos crear un refugio en la cueva cercana. Amor, ¿puedes ayudarnos?" - dijo Lucía.

"Claro que sí, Lucía. Con mi velocidad y tu valentía, ¡podremos ayudar a todos!" - aprobó Amor.

Juntos, con la ayuda de Amor, los animales comenzaron a juntar ramas y hojas para hacer un refugio. Lucía se convirtió en una líder, guiando a todos con su voz amable. En medio del trabajo, Amor seguía alentando a los animales.

"¡Vamos, amigos! ¡Un poco más!" - gritó Amor, mientras corría a buscar más materiales.

Finalmente, dieron forma a un refugio adecuado justo a tiempo. El viento comenzó a soplar, pero todos estaban seguros y protegidos en la cueva.

"¡Gracias, Lucía! Eres muy valiente y generosa" - dijo el conejo, mirándola con admiración.

"No lo hice sola. Amor también fue muy valioso para nosotros" - respondió Lucía, abrazando al caballo.

Cuando el vendaval pasó, todos los animales aplaudieron la valentía y el trabajo en equipo de Lucía y Amor.

"¿Vas a volver a visitarnos, Lucía?" - preguntó el conejo, esperanzado.

"¡Por supuesto! Prometo que vendré a ayudar y también a jugar" - sonrió Lucía.

Amor llevó a Lucía de regreso a su casa, y cuando llegó, su abuela la estaba esperando.

"¿Encontraste a Amor, Lucía?" - le preguntó, emocionada.

"Sí, Abuela! Y no solo es un caballo mágico, también es un gran amigo. Me enseñó que ayudar a los demás fortalece los lazos de amistad" - explicó Lucía, llena de alegría.

Desde ese día, Lucía visitó a Amor y a sus nuevos amigos en el bosque siempre que podía. Aprendió que el valor no solo está en la fuerza, sino también en la bondad y la disposición para ayudar.

Y así, Lucía y el caballo Amor vivieron muchas aventuras juntos en el bosque, siempre recordando que la mejor magia es la amistad.

FIN.

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