El caballo blanco feliz



Había una vez, en un tranquilo pueblo rodeado de verdes praderas, un hermoso caballo blanco llamado Feliz. Él no solo era especial por su brillante pelaje, sino también porque tenía un corazón lleno de alegría y amor.

Un día, mientras trotaba por el prado, Feliz decidió visitar a su amiga la vaca Lila.

"¡Hola, Lila! ¿Cómo estás hoy?" - preguntó Feliz emocionado.

"¡Hola, Feliz! Estoy algo triste. No puedo encontrar el camino vallado para llegar al lago, y tengo mucha sed." - respondió la vaca.

"No te preocupes, yo te ayudaré a encontrarlo. Ven, vamos a buscarlo juntos." - dijo Feliz con una sonrisa.

Ambos amigos comenzaron su aventura. Mientras exploraban, se encontraron con el sabio búho Don Sabio, que estaba posado sobre una rama.

"¡Hola, Don Sabio! ¿Has visto el camino al lago?" - preguntó Lila.

"Claro que sí, pero hay un problema. La senda ha sido bloqueada por unos árboles caídos luego de la última tormenta. Si realmente quieren llegar al lago, tendrán que encontrar una forma de mover esos árboles." - respondió el búho.

Feliz miró a Lila y dijo: "No te preocupes, juntos podemos hacerlo. Yo puedo intentar levantar esos troncos."

Así que caminaron hasta el área del bloqueo. Cuando llegaron, se dieron cuenta de que los troncos eran muy pesados.

"No sé si podemos hacerlo, Feliz..." - murmuró Lila.

"Es fácil rendirse, pero tenemos que intentar." - dijo Feliz, lleno de determinación. "Vamos a ponernos de acuerdo. Yo empujaré el árbol más pequeño, y tú puedes intentar mover ese ramaje."

Con sus esfuerzos combinados, comenzaron a mover los obstáculos. Feliz empujaba el tronco mientras Lila removía las ramas. Después de mucho sudor y trabajo en equipo, lograron despejar el camino.

"¡Lo logramos! ¡Ahora sí! ¡Vamos al lago!" - exclamó Lila alegremente.

Tras un rato de caminar, finalmente vieron el resplandor del agua en el horizonte. Pero cuando llegaron, notaron que el lago estaba lleno de basura y desechos.

"¡Oh no! ¿Qué haremos ahora?" - se lamentó Lila.

Feliz miró el lago y, sin pensarlo, propuso:

"Vamos a limpiarlo, ¡es nuestro lago! Si todos ponemos un poco de esfuerzo, podemos hacerlo brillante de nuevo."

Lila asintió con entusiasmo y juntos comenzaron a recoger la basura, compartiendo risas y cantando mientras trabajaban. A medida que limpiaban, otros animales del campo llegaron para ayudar, inspirados por el espíritu de amistad de Feliz y Lila.

Poco a poco, el lago recuperó su esplendor, y todos se sentaron en la orilla para disfrutar del aire fresco y el agua cristalina.

"¡Este es el mejor día de mi vida!" - exclamó Lila, mientras chapoteaba felizmente en el agua.

"Todo gracias a que no nos rendimos y trabajamos todos juntos. Y lo más importante, porque decidimos ser felices ayudando a los demás." - sonrió Feliz.

Desde aquel día, el pueblo se unió para cuidar de su jardín y su lago, recordando siempre lo que el caballo blanco feliz les había enseñado: que la verdadera felicidad se encuentra en la amistad, el trabajo en equipo y el amor por nuestro entorno. Y así, el caballo blanco feliz siguió troteando por los prados, siempre listo para ayudar a un amigo y difundir alegría por donde quiera que pasara.

FIN.

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