El caballo que lloraba manzana



Había una vez en un hermoso campo verde, un caballo llamado Pintitas que vivía junto a su mamá, la yegua Blanquita. Pintitas era un caballo muy especial, ya que su pelaje tenía manchas de color marrón con forma de manzanas.

Sin embargo, Pintitas tenía un problema: siempre lloraba cuando veía una manzana. "Mamá, ¿por qué no puedo comer las manzanas? Me encantan tanto y me hacen llorar", le preguntaba Pintitas a su mamá.

Blanquita le respondía con ternura: "Hijito, las manzanas no son buenas para los caballos, te pueden hacer daño." Pintitas suspiraba y asentía con tristeza. Un día, mientras Blanquita buscaba comida en el campo, Pintitas decidió escaparse en busca de las deliciosas manzanas.

Corrió y corrió hasta llegar a un hermoso manzano repleto de frutas. Pintitas no pudo resistirse y empezó a comer las suculentas manzanas, pero pronto comenzó a llorar.

De repente, se escuchó una voz dulce que le dijo: "¿Por qué lloras, caballito?" Pintitas levantó la mirada y vio a una simpática mariposa. "Las manzanas me hacen llorar, pero son tan deliciosas que no puedo resistirme", respondió el caballo entre sollozos.

La mariposa, con voz amigable, le explicó: "Las manzanas te hacen llorar porque no es lo que tu cuerpo realmente necesita. Pero existe algo mejor y más saludable para ti. Sigue tus instintos y encontrarás la solución." Pintitas entendió el mensaje de la mariposa y decidió buscar otra alternativa.

Mientras recorría el campo, encontró un hermoso prado repleto de jugosas zanahorias. Se dio cuenta de que ese era su alimento ideal, así que empezó a comerlas con alegría.

Pintitas ya no lloraba al ver las manzanas, pues había descubierto que las zanahorias eran mucho más nutritivas y beneficiosas para su salud. De regreso a casa, le contó a su mamá sobre su emocionante aventura y cómo había encontrado la solución a su problema. Blanquita sonrió orgullosa y abrazó a su hijo.

Desde ese día, Pintitas se sintió más saludable y feliz sabiendo que había tomado la mejor decisión. Y así, los dos caballos vivieron felices y contentos en su hermoso campo verde, donde Pintitas siempre disfrutaba de sus nutritivas zanahorias."

FIN.

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