El cachorro abandonado



Pocha y Rodolfo eran un matrimonio muy especial. Se habían conocido cuando eran jóvenes, en una fiesta de cumpleaños de un amigo en común. Desde entonces, no se habían separado nunca más.

Juntos tuvieron 9 hijos, a los que criaron con mucho amor y dedicación. Ahora, ya jubilados, vivían felices cerca de su familia. Tenían muchos nietos que los visitaban a menudo y les llenaban la casa de risas y alegría.

Rodolfo siempre contaba historias fascinantes sobre su vida: cómo había sido su infancia en el campo, sus aventuras al viajar por el mundo y las anécdotas divertidas que le habían pasado a lo largo de los años.

Mientras tanto, Pocha tejía durante el día para pasar el tiempo. Era experta en hacer mantas y bufandas calentitas que regalaba a sus seres queridos en invierno. Un día, mientras Pocha tejía en su sillón favorito junto a la ventana, vio algo extraño afuera.

Era una caja grande abandonada al lado del camino. "Rodolfo, mirá lo que hay ahí afuera", dijo Pocha señalando hacia la caja. "¿Qué será?", preguntó curioso Rodolfo. Juntos salieron al jardín para ver qué había dentro de la caja misteriosa.

Al abrirla descubrieron algo inesperado: ¡un cachorrito! Era pequeño y animal, con ojos grandes como canicas negras. "¡Ay qué cosa más linda!", exclamó Pocha emocionada. "Parece perdido", dijo Rodolfo preocupado.

Decidieron llevar al cachorro a la casa y darle un hogar. Los nietos se entusiasmaron muchísimo con el nuevo miembro de la familia y le pusieron de nombre —"Pelusa" . Pero pronto descubrieron que tener un perro en casa no era tan fácil como habían pensado.

Pelusa era muy travieso y hacía destrozos por todas partes. Pocha y Rodolfo intentaban educarlo, pero parecía que el cachorro no entendía lo que ellos querían decirle. "No sé si estamos haciendo bien", dijo Pocha preocupada.

"Es cuestión de tener paciencia", respondió Rodolfo con calma. Así pasaron los días, tratando de enseñar a Pelusa cómo comportarse correctamente. Pero un día, mientras estaban en el jardín, ocurrió algo inesperado: Pelusa se escapó corriendo hacia la calle.

Pocha y Rodolfo salieron detrás del cachorro, preocupados por su seguridad. Corrieron por las calles del barrio buscándolo sin éxito durante horas. Ya estaban agotados cuando escucharon un ladrido familiar cerca de la plaza central.

Corrieron hacia allí y encontraron a Pelusa jugando felizmente con otros perros del barrio. Cuando vio a sus dueños corrió hacia ellos moviendo la cola como loco. "¡Qué susto nos diste!", dijo Pocha abrazando al cachorro. "Tenemos que estar más atentos", agregó Rodolfo acariciándole la cabeza.

Desde ese día, Pocha y Rodolfo aprendieron una valiosa lección: cuidar a una mascota es una responsabilidad grande pero llena de amor y alegría. Y Pelusa, por su parte, aprendió a ser más obediente y cariñoso con sus dueños.

Así pasaron los años en la casa de Pocha y Rodolfo, rodeados de amor y aventuras. Y siempre recordaban aquel día en que encontraron a Pelusa como una anécdota especial que les había enseñado algo importante sobre la vida.

FIN.

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