El cachorro aventurero
Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de un frondoso bosque, tres niños llamados Mateo, Sofía y Lucas. Eran los mejores amigos y siempre se divertían juntos.
Un día, la maestra de educación física les propuso hacer una actividad especial: explorar el bosque mientras realizaban ejercicios físicos. Los niños estaban muy emocionados ante esta idea. Se pusieron sus zapatillas deportivas y comenzaron a caminar por el sendero del bosque.
La maestra les advirtió que no se alejaran demasiado y que siempre estuvieran juntos. Mientras avanzaban entre los árboles altos y las hojas crujientes bajo sus pies, escucharon un ruido extraño proveniente de lo profundo del bosque.
Se miraron entre sí con curiosidad y decidieron ir a investigar. Siguiendo el sonido, llegaron a un claro donde encontraron a un pequeño cachorro perdido. Era tan tierno y asustado que decidieron llevarlo consigo hasta encontrar a su dueño.
Mateo sugirió buscar alguna pista o indicio sobre quién podría ser el dueño del cachorro. Todos comenzaron a explorar alrededor en busca de algo que pudiera ayudarlos. Sofía encontró una pequeña placa en forma de hueso con un nombre grabado: —"Rocky" .
Estaba claro que ese era el nombre del perrito perdido. Pero aún necesitaban encontrar al dueño. Lucas tuvo una idea brillante: "¡Podemos preguntarle al señor Martín! Él vive cerca del bosque y seguro sabe quién es el dueño de Rocky".
Sin perder tiempo, los tres amigos corrieron hacia la casa del señor Martín. Toquaron el timbre y explicaron la situación al amable hombre. Sorprendentemente, él conocía a Rocky y sabía exactamente dónde vivía su dueño.
El señor Martín les indicó el camino y los niños se pusieron en marcha nuevamente. Después de un largo recorrido, llegaron a una pequeña cabaña donde encontraron a un niño llamado Tomás llorando desconsoladamente. "¡Tomás! ¡Hemos encontrado a Rocky!" exclamó Sofía emocionada.
Tomás no podía creerlo. Abrazó a Rocky con fuerza mientras lágrimas de felicidad rodaban por sus mejillas. Agradeció enormemente a los tres amigos por haber encontrado a su querido cachorro.
Luego de ese emocionante encuentro, Mateo, Sofía y Lucas volvieron al colegio llenos de alegría y satisfacción por haber ayudado a reunir al perrito con su dueño. La maestra de educación física estaba muy orgullosa de ellos y les felicitó por su valentía y trabajo en equipo.
Desde aquel día, Mateo, Sofía y Lucas siempre recordarían aquella aventura en el bosque como una experiencia inolvidable que les enseñó la importancia de ser solidarios y estar dispuestos a ayudar cuando alguien lo necesite.
Y así, entre risas y juegos, estos tres amigos continuaron disfrutando juntos cada día en el colegio y prometieron seguir explorando nuevos caminos llenos de aprendizaje e amistad.
FIN.