El cachorro de la montaña


Había una vez una familia muy especial: los Fernández. Estaban formados por papá Martín, mamá Laura, el travieso Lucas de 8 años y su mascota inseparable, un perro llamado Rocky.

Los Fernández eran una familia muy unida y siempre estaban buscando nuevas aventuras para disfrutar juntos. Un día, decidieron hacer un viaje en auto a la montaña. Todos estaban emocionados con la idea de pasar unos días en contacto con la naturaleza y respirar aire puro.

Lucas no podía contener su alegría y no paraba de dar saltos alrededor de Rocky, quien movía la cola feliz de ser incluido en esta nueva aventura familiar.

"¡Vamos, vamos! ¡Quiero que lleguemos ya!", exclamaba Lucas mientras ayudaba a cargar las valijas en el baúl del auto. "Tranquilo hijo, primero hay que asegurarnos de tener todo lo necesario para el viaje", dijo papá Martín guiñándole un ojo a Laura. Finalmente, partieron rumbo a la montaña.

El camino estaba rodeado de árboles frondosos y paisajes hermosos que cambiaban con cada curva del camino. Rocky asomaba su cabeza por la ventanilla del auto y sacaba la lengua para saborear el viento fresco que le golpeaba la cara.

Después de varias horas de viaje, llegaron al refugio donde se hospedarían durante su estadía en la montaña. Era una cabaña rústica pero acogedora, perfecta para desconectar de la ciudad y disfrutar en familia.

"¡Qué lindo lugar! ¡Estoy seguro de que nos espera una gran aventura aquí!", exclamó Lucas emocionado mientras corría alrededor del jardín explorando cada rincón junto a Rocky.

Los días pasaron volando entre caminatas por el bosque, fogatas nocturnas bajo las estrellas y risas compartidas alrededor de la mesa. La familia Fernández estaba más unida que nunca y todos se sentían felices de poder compartir esos momentos juntos.

Sin embargo, una mañana mientras salían a caminar por un sendero cercano a la cabaña, Rocky desapareció repentinamente entre los árboles. Lucas entró en pánico al darse cuenta de que su querido compañero animal había desaparecido sin dejar rastro. "¡Rocky! ¡Rocky! ¿Dónde estás?", gritaba Lucas desesperado mientras corría entre los árboles buscando a su mascota.

La familia entera se dividió para buscar a Rocky por diferentes partes del bosque. Pasaron horas buscándolo sin éxito hasta que finalmente escucharon ladridos lejanos provenientes de lo alto de una colina cercana.

Corrieron hacia el sonido y encontraron a Rocky parado sobre una roca mirando hacia abajo donde había caído un pequeño cachorro atrapado entre las ramas de un arbusto espeso.

Sin dudarlo ni un segundo, Lucas se acercó con cuidado al cachorro e intentó liberarlo sin éxito debido a lo tupido del arbusto. "¡Papá! ¡Necesito tu ayuda!", llamó Lucas angustiado mientras sostenía al cachorro entre sus brazos tratando protegerlo. Martín corrió hacia él junto con Laura y juntos lograron liberar al cachorro atrapado en el arbusto.

El pequeño animalito temblaba asustado pero pronto se calmó al sentirse seguro entre los brazos amorosos de Lucas. "¿Qué haremos ahora? No podemos dejarlo aquí solo... ", dijo preocupada Laura mirando al indefenso cachorro rescatado por su hijo.

Lucas miró fijamente al cachorro recién salvado e iluminándosele los ojos dijo: "Creo que tenemos otro integrante en nuestra familia".

Así fue como aquel día no solo salvaron a un pequeño cachorro sino también fortalecieron aún más los vínculos familiares basados en amor, solidaridad y comprensión mutua. Juntos regresaron a casa con dos mascotas felices: Rocky tenía ahora un nuevo amigo llamado Aventurita; ambos simbolizando las increíbles experiencias vividas durante ese inolvidable viaje familiar.

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