El cachorro escapado


Franco era un niño de 8 años que siempre había querido tener un perro pequeño.

Hablaba mucho sobre lo divertido que sería jugar con él y cuidarlo, pero sus padres no estaban seguros de si Franco estaba listo para asumir la responsabilidad. La madre de Franco le dijo: "Franco, sabes que los perros requieren mucho trabajo. Debes estar dispuesto a ayudar en casa antes de poder adoptar uno.

"Franco respondió: "Lo sé mamá, pero realmente quiero un perro pequeño. Prometo ayudar más en casa. "Pero después de unos días, su padre notó que Franco seguía siendo muy desordenado y no hacía nada para mantener la casa ordenada.

Su padre le preguntó: "Franco, ¿cómo puedes cuidar a un perro si no puedes cuidar tu habitación?"Franco se sintió triste al escuchar eso y decidió demostrarles a sus padres que podía hacerlo.

Comenzó a reagarrar su habitación todos los días sin que nadie le pidiera ayuda y también comenzó a ayudar en otras tareas del hogar.

Un día, cuando estaban sentados juntos en el sofá viendo televisión, Franco dijo: "Mamá y papá, he estado trabajando duro para mantener la casa ordenada y estoy seguro de que puedo cuidar bien al perrito ahora. "Sus padres sonrieron al ver el esfuerzo de Franco e inmediatamente comenzaron a buscar un perro adecuado para él. Finalmente encontraron al cachorro perfecto para la familia. Era un pequeño chihuahua llamado Tito.

Cuando Tito llegó por fin a su nuevo hogar, Franco estaba muy emocionado y listo para cuidarlo. Se aseguró de que Tito tuviera suficiente comida, agua y juguetes. También se aseguró de sacarlo a caminar todos los días.

Pero un día, mientras Franco estaba en la escuela, Tito se escapó de la casa y no pudieron encontrarlo por ningún lado. Franco estaba devastado cuando regresó a casa y descubrió que su pequeño amigo había desaparecido.

Después de buscar por todas partes durante horas, finalmente encontraron a Tito en el parque cercano. Había sido encontrado por alguien que lo llevó al refugio local para perros perdidos.

Franco estaba muy feliz al tener a Tito de vuelta en casa con él. Pero también aprendió una lección importante sobre la responsabilidad que viene con tener una mascota: siempre debes estar atento y cuidar bien de ellos.

A partir de ese día, Franco se aseguró de mantener las puertas cerradas para evitar otra fuga accidental. Y continuó ayudando más en casa y cuidando bien a su querido amigo animal, demostrando así que era capaz de asumir cualquier responsabilidad que viniera con ser dueño del perrito.

Y así fue como Franco aprendió una gran lección sobre el amor incondicional hacia sus amigos animals y cómo la responsabilidad es clave para mantenerlos seguros y felices en nuestros hogares.

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