El cachorro perdido
Había una vez, en un pequeño pueblo de los Andes argentinos, dos hermanos llamados Raúl y José.
Ellos vivían en una hermosa casa rodeada de montañas y tenían una gran cantidad de animales a los que cuidaban con mucho amor. Raúl y José se turnaban para cuidar a sus animales. Un día, cuando le tocaba el turno a José, algo extraño sucedió.
Era un viernes por la noche y el reloj marcaba las 11 en punto cuando vio pasar una sombra misteriosa cerca del corral. José se quedó asombrado y emocionado al ver aquella sombra. Sabía que debía descubrir quién era para mantener seguros a sus queridos animales.
Decidió seguir la sombra sigilosamente sin hacer ruido, pero no pudo identificarla claramente. La sombra se movía rápidamente entre los árboles del bosque cercano.
José estaba decidido a desentrañar el misterio, así que continuó persiguiendo a la figura misteriosa hasta llegar a una cueva oculta bajo un gran árbol. Con valentía, José entró en la cueva y fue entonces cuando descubrió lo inesperado: ¡la sombra era un pequeño cachorro abandonado! El pobre animalito temblaba de frío y tenía hambre.
- ¡Pobrecito! -exclamó José mientras acariciaba al cachorrito-. No puedo dejarlo aquí solo. Necesita nuestro amor y cuidado. Sin dudarlo ni un segundo más, José tomó al cachorro entre sus brazos y salió de la cueva con la intención de llevarlo a casa.
Al llegar, Raúl se sorprendió al ver a su hermano con el cachorrito. - ¿Qué ha pasado, José? -preguntó Raúl desconcertado. - Resulta que la sombra misteriosa era este adorable cachorro abandonado -respondió José mostrando al pequeño animalito-.
No pude resistirme y decidí traerlo a casa. Necesita nuestro amor y cuidado, igual que nuestros otros animales. Raúl miró al cachorro con ternura y sonrió. Sabía que su hermano tenía razón.
Juntos, los dos hermanos se hicieron cargo del nuevo miembro de la familia y le dieron un nombre: —"Sombrilla" , en honor al momento en el que lo encontraron. Con el tiempo, Sombrilla creció fuerte y saludable bajo los cuidados de Raúl y José.
Se convirtió en un perro valiente y leal, siempre dispuesto a proteger a sus amigos animales. La historia de cómo José descubrió a Sombrilla les enseñó a ambos una valiosa lección: no juzgar por las apariencias.
A veces, lo que parece algo misterioso puede ser solo una necesidad oculta esperando ser atendida. Desde aquel día, Raúl y José siguieron cuidando de todos sus animales juntos, aprendiendo cada día sobre la importancia del amor y la responsabilidad hacia todas las criaturas vivientes.
Y así es como esta historia inspiradora nos muestra que no debemos temerle ni juzgar rápidamente lo desconocido; porque detrás de cada sombra misteriosa puede haber un corazón lleno de amor esperando ser descubierto.
FIN.