El café que cambió vidas



Había una vez un hombre llamado Juan que trabajaba en una oficina de abogados. Era conocido por su amor por el café y siempre llevaba consigo su taza favorita a todas partes.

Un día, después del trabajo, Juan decidió tomar un paseo nocturno por la ciudad para despejar su mente. Mientras caminaba, sintió frío y decidió llamar a un amigo para charlar mientras se calentaba.

Pero cuando sacó su teléfono del bolsillo, se dio cuenta de que lo había olvidado en la oficina. Frustrado, buscó alguna cabina telefónica cercana pero no encontró ninguna. De repente, vio una luz tenue en medio de la oscuridad: era una pequeña cafetería que aún estaba abierta.

Decidió entrar y pedir algo caliente para beber mientras esperaba a que amainara el frío. Al entrar al local fue recibido por una mujer amable llamada Sofía quien le preguntó qué deseaba tomar.

Juan ordenó café con leche y se sentó en una mesa cerca de la ventana. Mientras tomaba su bebida caliente mirando hacia afuera, notó a un niño parado afuera temblando de frío sin poder entrar debido a las restricciones sanitarias causadas por el COVID-19.

Juan pensó en cómo ayudar al niño y decidió comprarle algo caliente para beber dentro del local.

Al acercarse al niño con dos vasos de chocolate caliente humeante dijo:"Hola pequeño ¿te gustaría tomar algo calentito?"El niño asintió tímidamente mientras estiraba sus manos heladas hacia los vasos ofrecidos por Juan. "Gracias señor, no tenía donde ir", dijo el niño con una voz temblorosa. Juan le preguntó si estaba solo y el niño asintió de nuevo.

Entonces, decidió invitarlo a sentarse junto a él y charlar mientras se calentaban. El niño contó que su madre había perdido su trabajo debido a la pandemia y que habían sido desalojados de su casa. Juan sintió mucha empatía por el niño y decidió ayudarlo.

Preguntó por la dirección del lugar donde vivía y prometió llevarlo allí en su coche después de terminar sus bebidas. Cuando llegaron al lugar, Juan se sorprendió al ver que era un refugio para personas sin hogar.

El niño lo miró con tristeza mientras explicaba que era todo lo que podían permitirse en ese momento. Juan se sintió aún más motivado para ayudar al pequeño.

Decidió hacer algunas llamadas telefónicas esa noche para conseguir ayuda para la madre del niño. Al día siguiente, organizó una campaña de donación entre sus amigos y colegas para apoyarlos económicamente hasta que pudieran encontrar un hogar estable.

Después de algunos meses, Juan recibió una carta escrita a mano del niño agradeciéndole por haberle brindado calor humano en medio del frío invierno nocturno. La carta también mencionaba cómo habían encontrado un nuevo hogar gracias a las donaciones recibidas.

La historia de Juan inspiró a muchas personas cercanas a él quienes comenzaron sus propias campañas benéficas para ayudar a los necesitados durante la pandemia. La bondad de Juan y su acto de ayuda inspiraron a muchos otros a hacer lo mismo.

Y así, la ciudad se volvió un lugar más cálido y acogedor para todos aquellos que necesitaban ayuda en el frío invierno nocturno.

FIN.

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