El Callejón de los Sueños
En una pequeña ciudad, había un callejón que todos los niños evitaban. Los adultos contaban historias de un monstruo que vivía allí, pero nada de eso era cierto. El callejón, en realidad, era un lugar mágico, lleno de colores y sorpresas, solo que la mayoría nunca se atrevía a descubrirlo.
Un día, un grupo de amigos, Sofía, Mateo y Lucas, decidieron que era hora de enfrentarse a sus miedos.
"¿Y si el monstruo no es más que un viejo que vive solo?" - sugirió Sofía, con valentía.
"O tal vez es solo un gato gigante" - agregó Mateo, riendo.
"Vamos a ver qué hay ahí, ¡no seremos unos gallinas!" - exclamó Lucas.
Con determinación, se adentraron al callejón. Al principio, todo parecía oscuro y un poco espeluznante, pero a medida que avanzaban, notaron que la luz comenzaba a brillar. En las paredes había hermosos murales de colores, llenos de flores y criaturas fantásticas.
"¡Miren esto!" - dijo Lucas, señalando un mural de un dragón que parecía estar sonriendo.
De pronto, escucharon un ruido.
"¿Qué fue eso?" - preguntó Mateo, con un poco de miedo.
"Solo fue el viento, sigamos adelante" - repuso Sofía, tratando de calmarlo.
Cuando llegaron al final del callejón, se encontraron con un espectáculo sorprendente: un grupo de criaturas amistosas, como hadas y duendes, estaban organizando una fiesta.
"¡Bienvenidos, amigos!" - gritó una hada con alas brillantes. "Estamos esperando a unos valientes como ustedes para unirnos a la celebración. ¡Vengan, únanse a nosotros!"
Los niños se miraron emocionados y decidieron participar. Bailaron, jugaron y rieron hasta que se hizo de noche.
"¿Por qué nunca habíamos venido aquí antes?" - preguntó Mateo mientras disfrutaban de un delicioso pastel.
"Por miedo a lo desconocido, supongo" - respondió Sofía.
"Pero a veces, lo desconocido puede ser mágico" - dijo Lucas, sonriendo.
De repente, escucharon un estallido de risas. Un duende pequeño, que se había disfrazado de aventurero, comenzó a contar historias de valentía y amistad.
"¿Sabían que algunas veces los más valientes son aquellos que se atreven a desafiar sus miedos?" - dijo el duende.
"Como nosotros hoy, ¿no?" - exclamó Lucas.
Cuando llegó la hora de volver, los niños se despidieron de sus nuevos amigos, sintiéndose más valientes y felices que nunca.
"No recordemos jamás este lugar como un callejón aterrador, sino como el Callejón de los Sueños, lleno de magia y amistad" - sugirió Sofía.
Desde aquel día, los tres amigos visitaron el callejón con frecuencia, siempre compartiendo sus propias aventuras y nuevas historias.
Y así, los niños aprendieron que a veces, lo que parece aterrador al principio puede convertirse en la mayor aventura de tu vida si te atreves a dar el primer paso.
Con el tiempo, incluso invitaron a otros chicos a descubrir el mágico callejón, convirtiéndolo en un lugar de encuentro y alegría.
Y así el callejón dejó de ser un lugar de miedo y se transformó en el símbolo de la amistad y la valentía de todos los niños de la ciudad.
FIN.