El camaleón Simón y el árbol mágico



Había una vez, en lo profundo de la selva, un pequeño camaleón llamado Simón. Simón era un camaleón muy especial, ya que podía cambiar de color y camuflarse perfectamente con su entorno.

Esto le permitía esconderse de los depredadores y mantenerse a salvo. Un día, mientras Simón buscaba algo delicioso para comer, se encontró con sus amigos: Lucas el tucán y Martina la mariposa. Juntos exploraban la selva en busca de aventuras emocionantes.

- ¡Hola Simón! - exclamó Lucas al verlo - ¿Qué estás haciendo por aquí? - Estoy buscando comida, pero no encuentro nada apetitoso - respondió Simón desanimado.

Martina voló cerca de ellos y dijo: "He oído hablar de un árbol mágico que crece en esta parte de la selva. Se dice que tiene frutas exquisitas". - ¡Eso suena increíble! - exclamó emocionado Simón - ¿Nos llevarías allí? Martina sonrió y los guió hasta el árbol mágico.

Cuando llegaron, quedaron asombrados por las frutas brillantes y jugosas que colgaban de sus ramas. - ¡Esto es fantástico! - exclamó Lucas mientras devoraba una fruta madura. Simón también probó las deliciosas frutas y se sintió lleno de energía.

Sin embargo, cuando estaba a punto de tomar otra fruta, algo lo hizo detenerse. Un ruido extraño proveniente del fondo de la selva comenzó a acercarse cada vez más. - ¿Qué es eso? - preguntó Simón, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda.

- No estoy seguro, pero suena a algo peligroso - respondió Martina con preocupación. De repente, apareció una enorme serpiente de colores brillantes y amenazadores. Todos quedaron paralizados por el miedo.

La serpiente se acercaba cada vez más y parecía no haber escapatoria. Simón recordó entonces su increíble habilidad para camuflarse y cambiar de color. Sin pensarlo dos veces, se convirtió en un tono verde oscuro que coincidía perfectamente con las hojas del árbol mágico.

Lucas y Martina siguieron su ejemplo y también se camuflaron entre la vegetación. La serpiente pasó cerca de ellos sin siquiera sospechar que estaban allí. Finalmente, desapareció entre los arbustos y el peligro se alejó.

- ¡Lo logramos! - exclamó Simón aliviado - Gracias a nuestro camuflaje pudimos evitar a la serpiente. Lucas y Martina asintieron emocionados mientras volvían a sus formas originales. - Eres realmente especial, Simón - dijo Lucas admirado - Tu habilidad nos salvó a todos.

Desde ese día, Simón comprendió lo importante que era valorar sus propias cualidades únicas. Aunque era pequeño, tenía un gran poder dentro de sí mismo: el poder del camuflaje.

Aprendió que incluso en momentos difíciles como aquellos, siempre había una solución si sabías cómo usar tus habilidades especiales. Y así, Simón siguió explorando la selva junto a sus amigos, disfrutando de las deliciosas frutas del árbol mágico y recordando siempre que ser diferente era algo maravilloso.

FIN.

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