El camarero del tren



Había una vez un joven llamado Juan, quien siempre soñó con ser camarero en un tren de pasajeros. Él amaba la idea de viajar por todo el país y servir a la gente mientras disfrutaban del paisaje.

Un día, después de mucho esfuerzo y dedicación, Juan finalmente consiguió su trabajo como camarero en el tren más famoso del país. Estaba muy emocionado por comenzar su aventura.

Cuando llegó el día de su primer turno, Juan se despertó temprano y se preparó para dar lo mejor de sí mismo. Se puso su uniforme impecable y se dirigió al tren con una gran sonrisa en su rostro.

Al llegar al vagón donde trabajaría, fue recibido por sus compañeros de trabajo que le dieron la bienvenida calurosamente. Él se presentó e inmediatamente comenzaron a enseñarle cómo hacer las cosas correctamente. Juan estaba tan emocionado que no podía esperar para empezar a trabajar.

Cuando los pasajeros comenzaron a subir al tren, él estaba listo para atenderlos con entusiasmo. Todo parecía ir bien hasta que uno de los pasajeros más importantes del tren ordenó algo que no estaba disponible en ese momento.

Juan intentó explicarlo con amabilidad pero el pasajero se enfureció y comenzó a gritarle. "¡Esto es inaceptable! ¡Cómo pueden permitir esto en este tren! ¡Quiero hablar con alguien que pueda solucionarlo ahora mismo!"- gritaba el hombre molesto.

Juan sabía que tenía que hacer algo para calmar al hombre antes de empeorar la situación así que decidió tomar acción. Con la ayuda de sus compañeros, Juan preparó una solución rápida para el problema.

"Lo siento mucho por las molestias señor, pero puedo ofrecerle algo aún mejor que lo que había pedido. Le garantizo que quedará muy satisfecho"- dijo Juan con confianza. El pasajero, sorprendido por la actitud de Juan y su oferta, aceptó amablemente.

Después de probar la sugerencia del joven camarero, se sorprendió gratamente y le agradeció sinceramente. A partir de ese momento, todos los pasajeros comenzaron a llamar a Juan "el mago" porque siempre encontraba soluciones ingeniosas e inesperadas ante cualquier problema que surgiera.

Al final del viaje, el gerente del tren felicitó a Juan por su excelente trabajo y le prometió un ascenso en el futuro cercano.

El joven estaba tan emocionado y feliz por todo lo que había logrado en su primer día como camarero en un tren de pasajeros. Juan aprendió una gran lección ese día: nunca subestimes tu capacidad para encontrar soluciones creativas frente a situaciones difíciles.

Y así fue como se convirtió en uno de los mejores camareros del país gracias a su actitud positiva y su habilidad para pensar fuera de la caja.

FIN.

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