El Cambio de Angelito



Había una vez un niño llamado Angelito, pero sus amigos lo llamaban de otra manera: "El Terrible Angelito". Esto se debía a que era muy malcriado y grosero con todos. Nunca escuchaba a sus padres, siempre hacía lo que quería y nunca compartía sus juguetes. Su lema era: "Yo primero, los demás después".

Un día, mientras jugaba en el parque, se encontró con un grupo de amigos que estaban disfrutando de un juego de pelota. Angelito, con su actitud habitual, se acercó y dijo: "¡Eh! ¡Pasen la pelota! Eso es mío en este parque, ¡así que me la dan!"-

Pero sus amigos, cansados de su comportamiento, respondieron: "No queremos jugar contigo, Angelito. Siempre te haces el rey y nunca le dejas a nadie divertirse"-.

Angelito, enfadado y sintiéndose solo, se sentó en un banco y se dio cuenta de que no tenía amigos. Fue entonces cuando se le apareció un anciano que parecía haber salido de un cuento de hadas. Tenía una larga barba blanca y una mirada sabia.

El anciano se sentó al lado de Angelito y le dijo: "¿Por qué estás tan triste, niño?"-

Angelito, aun a regañadientes, le contó todo. "Porque nadie quiere jugar conmigo, ¡y yo no entiendo por qué!"-

El anciano le sonrió y le explicó: "A veces, para tener amigos, hay que ser un buen amigo. No todo gira alrededor de uno mismo"-.

Angelito se quedó pensativo. "Pero no sé cómo ser un buen amigo"- respondió, rascándose la cabeza con confusión.

El anciano, sabio y paciente, le dio una idea. "¿Qué tal si hoy intentas hacer algo bueno por los demás? ¿Por qué no ofreces compartir tu pelota?"-

Angelito se sintió un poco incómodo al principio, pero decidió intentarlo. Se acercó al grupo de niños y dijo: "Si quieren, puedo compartir mi pelota y jugar juntos. ¡Podemos hacer equipos!"-

Los niños, sorprendidos por su cambio de actitud, aceptaron. "¡Genial, Angelito!"- dijeron emocionados. Comenzaron a jugar, y para sorpresas de todos, Angelito se sintió feliz.

Con cada pase de la pelota, Angelito sonreía y reía. Al final del juego, uno de los niños lo felicitó: "Sos un gran jugador, Angelito. Podemos jugar juntos siempre que quieras"-.

Esa noche, cuando volvió a casa, Angelito sintió que había cambiado. Se despidió de su día y reflexionó sobre lo que había aprendido. "Mañana seré aún mejor"-, pensó decidido.

Sin embargo, al día siguiente, algo inesperado pasó. Durante su camino al parque, se encontró con un gato atrapado en un árbol. Angelito, recordando la lección del anciano, exclamó: "¡Necesito ayudarlo!"-

Llamó a sus amigos para que lo ayudaran. "¡Chicos, vengan! ¡Hay un gato en el árbol!"- dijo con entusiasmo.

Ellos corrieron y juntos intentaron ayudar al gato. Después de varios intentos, finalmente lograron liberarlo. "¡Lo hicimos! ¡Sos un héroe, Angelito!"- le gritaron.

El corazón de Angelito se llenó de orgullo y alegría, no solo por ayudar al gato, sino porque sus amigos lo habían animado. A partir de ese día, Angelito se convirtió en un chico generoso, siempre dispuesto a ayudar y compartir. No solo ganó sus amigos, sino que también aprendió el valor de la amistad, siempre recordando la sabiduría del anciano.

Así, Angelito nunca más fue conocido como "El Terrible Angelito". Por el contrario, se convirtió en el mejor amigo de todos y siempre se aseguraba de que todos los que lo rodeaban fueran felices. Y así, el niño que alguna vez fue grosero y malcriado, aprendió que ser amable y generoso era el camino hacia un corazón lleno de felicidad.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!