El Cambio de Dennis
Dennis era un chico de 13 años que tenía un perro llamado Pistacho. Desde que Pistacho llegó a su vida, Dennis nunca lo cuidó como se debía. En lugar de jugar con él, lo ignoraba y a veces hasta le decía cosas duras que lastimaban su corazón canino. Su madre, preocupada por el bienestar de Pistacho, un día decidió hablar con Dennis.
"Dennis, tenés que cuidar mejor de Pistacho. Es una mascota, no un juguete" - le dijo su mamá con seriedad.
"No tengo ganas de ocuparme de él" - respondió Dennis con desinterés.
Dennis prefería pasar el tiempo jugando a los videojuegos que pasear a su fiel compañero. Pero un día, todo cambió. Al volver del colegio, Dennis se encontró con una imagen que lo dejó helado: Pistacho estaba sentado en la puerta de la casa, con la cabeza baja y los ojos tristes.
"¿Por qué estás así, Pistacho?" - se preguntó Dennis, sintiendo un nudo en el estómago.
Aquel día, decidió acercarse y acariciar a su perro por primera vez en mucho tiempo.
"Lo siento, Pistacho... no sé qué me pasa" - murmuró Dennis mientras le rascaba la cabeza.
Desde entonces, algo dentro de él comenzó a cambiar. Al día siguiente, Dennis se despertó temprano y decidió llevar a Pistacho a dar una vuelta al parque. Cuando llegaron, el perro empezó a correr y a jugar como un loco, y Dennis no pudo evitar sonreír al verlo tan feliz.
"¡Mirá cómo corre!" - gritó Dennis, contagiándose de la alegría de su mascota.
Poco a poco, Dennis empezó a tomarse en serio su rol como dueño. Aprendió a darle de comer a Pistacho, a llevarlo al veterinario y hasta a enseñarle trucos. Se dio cuenta de que su perro no solo era un animal, sino que era su mejor amigo.
Un día, mientras jugaban en el parque, Dennis vio a un grupo de chicos que estaban jugando a la pelota.
"¿Puedo jugar con ustedes?" - se animó a preguntar, con Pistacho a su lado.
Los chicos sonrieron y le dijeron que sí. Desde ese día, Dennis dejó de ser el chico solitario y pasó a ser parte de un grupo. Y todo porque había decidido cuidar a su perro.
Un sábado, la mamá de Dennis lo sorprendió cuando le vio jugando con Pistacho.
"¡Mirá cómo te llevas con él!" - le dijo su mamá, emocionada.
"¡Sí, ma! Me doy cuenta de que Pistacho está siempre ahí para mí. Nunca más lo voy a maltratar" - prometió Dennis.
Pero todo no terminaba ahí. Un día, su mamá le propuso hacer una campaña de adopción de perros en el parque. Dennis, entusiasmado, aceptó y se convirtió en ayudante de su madre. Juntos organizaron actividades y ayudaron a otros perros a encontrar nuevos hogares.
"Mirá, Pistacho, gracias a vos estoy haciendo amigos y ayudando a otros perritos" - le dijo Dennis a su perro, dándole un abrazo.
La vida de Dennis había cambiado para siempre. Aprendió que el amor y el cuidado no solo hacen felices a las mascotas, sino también a las personas. Y, sobre todo, descubrió que la verdadera amistad se construye con respeto y cariño.
Así fue como Dennis y Pistacho vivieron muchas aventuras juntos, siempre recordando que un buen dueño hace feliz a su mascota y eso, a su vez, lo hace feliz a uno mismo.
FIN.