El cambio de Garfield



Había una vez en un tranquilo vecindario de gatitos, un gatito amarillo muy travieso y juguetón. A pesar de su pelaje brillante y ojos tiernos, este gatito tenía una actitud bastante grosera con los demás gatitos del barrio.

Siempre les hacía bullying, les ponía apodos desagradables y se burlaba de ellos para que le tuvieran miedo.

"¡Miren a ese gato tonto! ¡Es tan débil y torpe!", se reía el gatito amarillo mientras los otros gatitos lo miraban con tristeza. Los pobres mininos no sabían qué hacer para detener al gato amarillo, quien parecía disfrutar lastimando sus sentimientos.

Sin embargo, un día llegó un nuevo vecino al barrio: un pequeño gatito blanco con manchas grises que irradiaba bondad y alegría. El nuevo gatito intentó acercarse al gato amarillo para hacerse amigo de él, pero este lo rechazó y siguió molestando a los demás como si nada hubiera pasado.

El pequeño gatito blanco no se rindió y decidió ser persistente en su intento por ganarse la confianza del travieso felino.

Poco a poco, el nuevo amigo fue mostrando al gato amarillo que la verdadera valentía no estaba en asustar a los demás sino en ser amable y comprensivo. Le enseñó que la fuerza radica en el respeto hacia los demás y que las palabras hirientes solo generan tristeza y soledad.

"¿Por qué haces esas cosas? ¿Acaso te hace feliz lastimar a tus amigos?", preguntaba el dulce gatito blanco cada vez que veía al otro comportándose mal. El corazón del gato amarillo comenzó a sentirse incómodo con sus propias acciones.

Por primera vez en mucho tiempo, reflexionó sobre cómo sus actitudes negativas impactaban tanto en los demás como en sí mismo. Se dio cuenta de que la verdadera fortaleza estaba en saber pedir perdón y cambiar para ser mejor cada día.

Con el tiempo, el travieso minino fue transformándose gracias a la influencia positiva del bondadoso amigo blanco. Aprendió a disculparse con aquellos a quienes había herido antes e incluso empezó a jugar junto a ellos sin ningún tipo de burla ni bullying.

Finalmente, todos los habitantes del vecindario felino celebraron la nueva actitud del antes temido gato amarillo. Descubrieron que nunca es tarde para cambiar ni para perdonar, demostrando así que la verdadera valentía está en aceptar nuestras faltas y trabajar por mejorar cada día.

Y colorín colorado, este cuento ha terminado con una bonita lección de amor y superación personal entre estos adorables animalitos.

FIN.

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