El Cambio de Lorenzo


Lorenzo era un niño muy travieso y siempre se portaba mal. No escuchaba a sus padres, desobedecía las reglas y hacía travesuras todo el tiempo. Sus padres estaban preocupados, ya que no sabían cómo enseñarle a comportarse correctamente.

Un día, Lorenzo decidió hacer una travesura aún más grande que de costumbre. Se escapó de casa y fue al parque a molestar a los demás niños que jugaban tranquilamente.

Empujó a uno, le quitó el balón a otro y hasta hizo caer un helado en la cabeza de una niña. Los niños enfadados se juntaron para hablar sobre qué hacer con Lorenzo. Fue entonces cuando apareció Lucas, el niño más tranquilo y amable del barrio.

Lucas siempre encontraba soluciones pacíficas para los problemas y todos confiaban en su buen juicio.

Lucas se acercó a Lorenzo con una sonrisa amigable en su rostro y le dijo: "Hola Lorenzo, veo que te diviertes mucho haciendo travesuras, pero ¿te has preguntado si eso realmente te hace feliz?". Lorenzo frunció el ceño sin entender bien lo que Lucas quería decirle. Pero algo en las palabras de Lucas resonó dentro de él.

"¿Qué quieres decir?", preguntó Lorenzo curioso. —"Bueno" , respondió Lucas calmadamente, "hacer travesuras puede ser divertido por un momento, pero también puede lastimar a otras personas e incluso alejar amigos".

Lorenzo comenzó a pensar en todas las veces que había lastimado o molestado a otros niños con sus travesuras. Y aunque al principio le parecían graciosas, ahora se daba cuenta de que no era una forma adecuada de divertirse. "¿Qué puedo hacer entonces?", preguntó Lorenzo con sinceridad.

Lucas le explicó a Lorenzo que había muchas otras formas de divertirse y ser feliz sin lastimar a los demás. Le sugirió que participara en actividades deportivas, como fútbol o natación, donde podría canalizar su energía de manera positiva.

También le propuso ayudar en el jardín comunitario o leer libros interesantes para ampliar su imaginación. Lorenzo escuchaba atentamente las palabras de Lucas y poco a poco comenzó a entender la importancia de comportarse correctamente y ser amable con los demás.

Se dio cuenta de que sus travesuras solo le traían problemas y alejaban a las personas importantes en su vida. Desde ese día, Lorenzo decidió cambiar.

Empezó a disculparse con todos los niños del parque por sus malas acciones y prometió no volverlas a repetir. Poco a poco, fue ganándose la confianza y el respeto de los demás niños. Con el tiempo, Lorenzo se convirtió en un niño amable, respetuoso y solidario.

Aprendió que ser travieso no era sinónimo de diversión, sino más bien todo lo contrario. Descubrió nuevas pasiones e intereses que lo ayudaron a crecer tanto personalmente como socialmente.

Y así fue como Lorenzo aprendió la valiosa lección de que las travesuras pueden parecer divertidas al principio, pero solo causan daño y alejan a las personas importantes en nuestra vida. Aprendió la importancia del respeto hacia los demás y cómo encontrar formas positivas de disfrutar y divertirse.

Desde aquel día, Lorenzo se convirtió en un ejemplo para todos los niños del barrio, demostrándoles que siempre es posible cambiar y convertirse en una mejor versión de uno mismo.

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