El Cambio de los Desobedientes en el Jardín de Niños



Era un día soleado en el Jardín de Infantes 'Las Estrellas Brillantes'. Los niños jugaban en el patio, llenos de risas y juegos. Sin embargo, había un grupo de tres amiguitos que, aunque se divertían mucho, siempre se saltaban las reglas. Su nombre era Lucas, Sofía y Nico.

"¿Por qué siempre tenemos que hacer caso a la seño?" - dijo Lucas mientras se subía a un columpio a toda velocidad.

"Claro, además, es mucho más divertido hacer lo que queramos" - agregó Sofía, lanzando arena al aire.

"¡Sí! A la vereda, por el tobogán al reves, todo al revés!" - gritó Nico, riendo.

Un día, la maestra, la seño Ana, decidió que debían comprender la importancia de seguir las reglas. Entonces, preparó una sorpresa.

"Chicos, mañana haremos una actividad especial. Necesito que estén atentos y sigan las instrucciones" - les dijo la seño con una sonrisa.

"¿Qué tipo de actividad?" - preguntó Sofía, curiosa.

"Es una sorpresa, pero los que no sigan las reglas se perderán la diversión" - respondió.

Lucas, Sofía y Nico se miraron entre sí y decidieron que no le harían caso. La noche pasó volando y al día siguiente, los tres llegaron al jardín con una idea en mente.

Cuando la seño Ana comenzó la actividad, les explicó que tenían que formar grupos y construir un castillo con bloques de colores.

"Recuerden, solo pueden usar los bloques que les di y deben trabajar en equipo" - dijo la seño.

Pero Lucas, Sofía y Nico, en lugar de trabajar juntos, comenzaron a pelear por los bloques.

"¡Yo quiero este bloque azul!" - gritó Lucas.

"¡No, es mío!" - respondió Sofía, robándoselo.

"¡Dame ese bloque!" - se unió Nico, empujando a Sofía.

Así, se olvidaron de la actividad y se pusieron a jugar sin prestar atención a la seño. En un momento, la seño se acercó a ellos.

"¿Chicos, qué les pasa?" - preguntó con una voz dulce pero firme.

"¡Estamos construyendo!" - dijo Lucas, mientras el castillo se desmoronaba.

"Parece más bien un desastre" - comentó la seño.

"Pero es divertido" - dijo Sergio, el compañero de la seño.

"¿Divertido? Yo no veo diversión en pelearse. Miren cómo están todos los demás, trabajando juntos y disfrutando" - dijo la seño señalando a los otros niños que estaban creando hermosos castillos con sus bloques.

Los tres se sintieron un poco mal, sobre todo cuando el grupo de al lado les mostró su gran castillo.

"¡Miren el nuestro! ¡Es un, un... desastre!" - dijo Nico, bajando la cabeza.

"Quizás deberíamos intentar trabajar juntos como ellos" - sugirió Sofía.

"¿Pero y si no tenemos suficientes bloques?" - preguntó Lucas preocupado.

Justo en ese momento, la seño Ana les sonrió.

"Pueden pedirle a los otros niños que les presten algunos bloques. Las reglas nos ayudan a divertirnos más y a cuidar lo que tenemos" - les dijo.

Con un poco de dudas, los tres se acercaron a sus compañeros.

"¿Podríamos usar algunos de sus bloques?" - preguntó Lucas tímidamente.

"¡Claro!"

"Sí, hay más que suficientes para todos" - respondieron los niños amablemente.

Los tres amiguitos se sintieron aliviados y agradecidos. Juntos empezaron a organizarse y a trabajar en su castillo mientras los otros ayudaban también.

"¡Miren! ¡Este bloque aquí es perfecto!" - dijo Nico con entusiasmo.

"Nos falta un torrecita!" - dijo Sofía mirando a su alrededor.

"Yo la construyo si me ayudan con los demás bloques" - dijo Lucas, ahora emocionado.

Después de un rato, el castillo se veía asombroso, lleno de colores y con torres altas.

"¡Lo logramos!" - gritó Sofía con alegría.

"¡Hicimos un gran trabajo en equipo!" - agregó Lucas.

"Y sin pelearnos, eso es lo mejor" - dijo Nico, sonriendo.

Al final del día, la seño Ana decidió premiar a todos por su esfuerzo y trabajo en equipo.

"Hoy aprendieron algo muy importante. Las reglas no son solo para que no se diviertan, sino para que todos puedan disfrutar juntos" - les explicó, con una mirada orgullosa.

Desde ese día, Lucas, Sofía y Nico se convirtieron en los mejores colaboradores del Jardín de Infantes y cada vez que era hora de jugar, recordaban lo maravillosa que era la diversión cuando todos trabajaban juntos.

Y así, aprendieron que la verdadera diversión se encuentra cuando hay respeto y colaboración.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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