El Cambio de Luna
Luna era una niña muy creativa que siempre había soñado con ser artista. Un día, su mamá le dio una sorpresa: "Luna, nos mudamos y empezarás en un nuevo instituto"-. Luna se sintió emocionada y un poco nerviosa.
El primer día en el nuevo instituto fue una montaña rusa de emociones. "Hola, soy Sofía, ¿quieres ser mi amiga?"- dijo una niña con una gran sonrisa. Luna se sintió aliviada y aceptó. Sin embargo, a lo largo del día, notó que algunas chicas en su clase siempre tenían maquillaje, y parecían mucho más populares.
Esa noche, después de volver a casa, Luna se miró al espejo y se sintió un poco insegura. "Quizás si tuviera un poco de maquillaje, podría ser más linda"- pensó. Al día siguiente, decidió ir al centro a comprarse un poco de maquillaje.
Al llegar a la tienda, se encontró con una vendedora amable, "Hola, pequeña. ¿Buscas algo especial?"- preguntó la mujer. Luna, algo tímida, respondió: "Quiero verme más bonita, porque en mi nuevo colegio todos parecen ser muy lindos"-. La vendedora sonrió y le dijo: "La verdadera belleza está en quién eres por dentro, no solo en cómo te ves por fuera. Pero si deseas experimentar con el maquillaje, ¡está bien!"-.
Luna compró algunos productos y, emocionada, se fue a casa. Al día siguiente, se despertó más temprano para arreglarse. Se puso algo de maquillaje y se miró al espejo. "¡Wow! Me veo diferente"- pensó, sonriendo.
Sin embargo, al llegar al colegio, se dio cuenta de que algunas de las chicas habían notado su cambio y comenzaron a murmurar a sus espaldas. "Mirá cómo se ve, cree que es una modelo"- decía una. Luna sintió que su corazón se encogía.
Esa tarde, mientras estaba en el recreo, acercándose a un grupo de chicos, los escuchó reírse. "¿Por qué esa chica se pone tanto maquillaje?"- dijo uno. Luna, sintiendo que las risas eran por ella, se alejó y se sentó sola, sintiendo que lo que había hecho no había valido la pena.
Al siguiente recreo, Sofía se acercó. "Luna, ¿por qué no te unes a nosotras?"- Luna dudó. "No sé... tal vez no soy lo suficientemente bonita"-. Sofía, con sus ojos brillantes, le tomó la mano y dijo: "Lo más importante es ser tú misma. Yo te querré sin importar el maquillaje. Tu creatividad es lo que realmente brilla"-.
Esa noche, Luna reflexionó sobre lo que Sofía había dicho. Al día siguiente, decidió volver a ser ella misma. Se quitó el maquillaje y fue al colegio con su pincel y su cuaderno bajo el brazo.
Cuando llegó, todos la miraron algo sorprendidos. "¿Esa es Luna?"- dijo una niña. "Sí, pero me he dado cuenta de que lo que realmente me gusta es pintar, no preocuparme por lo que piensen"- respondió con una gran sonrisa.
Luna se sentó en una esquina del patio y comenzó a dibujar. Atraídos por los colores y las formas, algunos chicos se acercaron. "¡Qué dibujos tan bonitos!"- exclamó un chico.
"¿Puedo intentar?"- preguntó otro, emocionado.
Y así, Luna comenzó a compartir su pasión por el arte. Un grupo de chicos se unió a ella, y rápidamente comenzó a formar nuevas amistades. La verdadera belleza de Luna no estaba en el maquillaje, sino en su creatividad y su genuina personalidad.
Aprendió que ser bonita no significa sólo cómo te ves, sino cómo haces sentir a los demás. Y así, con su corazón lleno de nuevas amistades y risas, Luna se sintió más hermosa que nunca.
Nunca olvidó lo que había aprendido: "La verdadera belleza es ser auténtico y compartir lo que amas"- y eso la llevó a conocer a muchas más personas que la querían por lo que era y no por lo que aparentaba ser.
FIN.