El Cambio de Luna



En un pequeño y colorido barrio de Buenos Aires, vivía una niña llamada Luna. Era una chica de diez años con un corazón inmenso, pero a menudo se sentía invisible entre sus compañeros de escuela. Era un año nuevo, comenzando enero de 2023, y aunque el clima era caluroso, Luna sentía un frío dentro de ella. No se sentía cómoda con su apariencia, lo que la llevó a encerrarse en sí misma.

Un día, mientras paseaba por el parque, se encontró con una anciana que parecía estar tejiendo una bufanda colorida. La anciana, con su amable sonrisa, la miró y le dijo:

"Hola, niña. Pareces llevar una carga muy pesada sobre tus hombros. ¿Qué te pasa?"

Luna dudó, pero decidió compartir su tristeza.

"Es que me siento diferente, y no me gusta mi aspecto. Mis compañeros se ríen de mí y eso me duele mucho. Quisiera ser como ellos."

La anciana la escuchó con atención y sonrió de nuevo.

"¿Sabías que la belleza viene en muchas formas? En lugar de ver solo el exterior, debes encontrar la belleza dentro de ti. Además, me gustaría mostrarte cómo brillar desde adentro. ¿Te gustaría empezar este viaje?"

Curiosa y esperanzada, Luna asintió. La anciana, que se presento como Doña Rosa, le ofreció un trato: cada semana durante el mes de enero, harían juntas diferentes actividades para ayudarla a sentirse mejor consigo misma.

La primera semana, Doña Rosa llevó a Luna a un taller de arte.

"Pintar te ayudará a expresarte, Luna. No te preocupes por lo que piensen los demás, solo deja que los colores hablen por ti."

Luna se sumergió en la pintura, cada brochazo liberaba los sentimientos que llevaba guardados. Creó un mural lleno de colores vibrantes, lo que le dio una sensación de libertad. Al finalizar, los demás niños la vieron y comenzaron a aplaudir.

"¡Qué hermoso! ¡Queremos aprender!"

Se dio cuenta de cómo había iluminado el lugar, y por primera vez se sintió apreciada.

La semana siguiente, Doña Rosa la llevó a clases de danza. Al principio, Luna se sintió insegura.

"¿Y si se ríen de mí? No sé bailar."

"El baile es una forma de mostrar tu alegría. Solo tenés que dejarte llevar. La diversión es lo que cuenta."

Al principio, los movimientos le parecieron torpes, pero a medida que se movía al ritmo de la música, comenzó a dejar atrás sus miedos.

"¡Mirá, Luna! Bailás increíble!" le dijeron sus nuevos amigos. Así, su autoconfianza comenzó a florecer.

Con cada actividad, Luna se sentía más fuerte y feliz. Pero en la tercera semana, se topó con un dilema. Había un concurso de talentos en la escuela y sus compañeros la animaron a participar.

"Pero, ¿qué talento tengo?"

se preocupó.

"En este momento, tu talento es ser tú misma. No te limites. La verdadera magia está en tu esencia."

Luna decidió cantar una canción que había escrito sobre su viaje. El día del concurso, su corazón latía con fuerza. Cuando llegó su turno, subió al escenario, miró las caras conocidas, y comenzó a cantar. Su voz llenó el salón y, al concluir, el público estalló en aplausos.

"¡Bravo, Luna! ¡Sos genial!"

Gritó un amigo, y por primera vez se sintió como la estrella que siempre había sido.

En la última semana del mes, Luna se acercó a Doña Rosa.

"Sé que he cambiado, pero todavía me queda un camino por recorrer. Creo que todavía puedo mejorar más. ¿Qué deberíamos hacer ahora?"

"Recuerda, querido. El crecimiento nunca se detiene. Estás en tu mejor momento y el camino es bello. Ahora, tienes que compartirlo con los demás, ayudar a otros a encontrar su luz."

Inspirada, Luna organizó una actividad para sus compañeros en el parque, donde podían expresar su arte, cantar, y bailar. Con su carácter renovado y su nuevo grupo de amigos, el evento fue un éxito rotundo.

"Gracias, Luna. Nos diste coraje para ser nosotros mismos" dijeron tras el evento.

"No fui solo yo. Todos tenemos algo especial dentro. Solo hay que descubrirlo."

A medida que avanzaba el año, Luna se sintió más segura y feliz que nunca. Recordó sus conversaciones con Doña Rosa y les compartió a sus amigos y a todos los que conocía la importancia de ver la belleza en uno mismo, independientemente de lo que se parezca por fuera.

Así fue como, gracias a su valentía y la ayuda de su amiga, Luna logró no solo cambiar su forma de verse, sino también abrir la puerta para que otros lo hicieran. Y en su corazón, sabía que el verdadero cambio había comenzado desde adentro.

FIN.

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