El camino de Elias Salvatore


Elias Salvatore era un niño tortuga muy especial. Vivía en un bosque encantado junto a su mamá, la tortuga más sabia y valiente de todo el lugar.

Un día, mientras se dirigía emocionado hacia su primer día de clases de segundo grado en la Escuela Primaria del Bosque Verde, se topó con una serpiente cascabel que estaba lista para atacarlo. "¡Cuidado, Elias!", gritó su mamá desde lejos.

"¡Esa serpiente es peligrosa! ¡Corre lo más rápido que puedas!"Asustado pero decidido, Elias comenzó a mover sus patitas tan rápido como pudo y logró escapar de las fauces venenosas de la serpiente. Estaba temblando de miedo, pero siguió adelante con valentía.

Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que se encontrara con un oso enorme y juguetón que quería divertirse con él. "¡Hola, pequeña tortuguita! ¿Quieres jugar conmigo?", dijo el oso con una sonrisa amigable.

Pero antes de que Elias pudiera responder, su mamá apareció detrás del oso y le advirtió: "No te acerques a mi hijo, oso. No todos los animales son tan amigables como tú. "El oso asintió comprensivamente y se disculpó antes de alejarse en busca de otros amigos para jugar.

Elias miró agradecido a su mamá y le preguntó: "¿Por qué hay animales malos en nuestro bosque? ¿Por qué quieren lastimarme?"Su mamá lo abrazó cariñosamente y le explicó: "No todos los animales son malos, querido.

Algunos solo actúan por instinto o porque no entienden nuestras diferencias. Lo importante es mantenerse seguro y rodearse de aquellos que te quieren y te cuidan.

"Con el corazón lleno de gratitud por tener una mamá tan amorosa y sabia, Elias continuó su camino hacia la escuela. Aprendió una importante lección ese día: siempre debía estar alerta ante los peligros, pero también recordar que la verdadera fuerza estaba en el amor y la protección de quienes lo rodeaban.

Y así, entre aventuras y enseñanzas valiosas, Elias Salvatore llegó finalmente a la Escuela Primaria del Bosque Verde listo para enfrentar cualquier desafío que se cruzara en su camino.

Y aunque había tenido un comienzo agitado ese día, sabía que siempre podía confiar en el amor incondicional de su madre para guiarlo por el sendero correcto. Y colorín colorado este cuento ha terminado... ¡por ahora!

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