El camino de Elio
Elio era un niño muy curioso que le encantaba explorar el mundo a su alrededor. Desde que se despertaba por la mañana, lo primero que hacía era buscar insectos y plantas en el jardín de su casa.
Un día, mientras jugaba en el jardín, vio una mariposa posada en una flor. Elio se acercó lentamente para no asustarla y observó cómo la mariposa extendía sus alas de colores brillantes. Fascinado por la belleza del insecto, decidió seguirla.
La mariposa volaba cada vez más alto y Elio corría detrás de ella sin perderla de vista. De repente, la mariposa desapareció entre los árboles del bosque cercano y Elio se detuvo sorprendido.
- ¿Dónde fue? - preguntó Elio al aire. De repente, escuchó una voz que venía desde dentro del bosque:- Hola pequeño explorador, ¿qué haces por aquí? Era un señor mayor con barba blanca y ropa verde que parecía salir directamente de un cuento.
El hombre sonrió amablemente a Elio. - Estoy buscando a esta mariposa - dijo Elio mostrando su mano abierta vacía. - Ohh... esa es una mariposa muy especial - respondió el hombre -.
Solo aparece cuando alguien necesita ayuda para encontrar algo importante. Elio no entendió bien lo que quería decir el anciano pero sintió curiosidad por saber más sobre esa misteriosa mariposa.
- ¿Qué es lo importante que tengo que encontrar? - preguntó Elio con los ojos brillantes como dos luceros. - Eso solo lo sabes tú - respondió el hombre -. Cada uno de nosotros tenemos un camino y una misión en la vida. Solo tienes que buscar dentro de ti para encontrar la respuesta.
Elio reflexionó sobre las palabras del anciano mientras seguía buscando la mariposa por todo el bosque. Después de un rato, se detuvo a descansar debajo de un árbol y cerró los ojos para concentrarse.
De repente, sintió algo en su mano y al abrir los ojos vio que tenía la mariposa posada en ella. La mariposa volvió a extender sus alas resplandecientes antes de desaparecer entre los árboles.
Elio sonrió feliz al darse cuenta que había encontrado lo que estaba buscando: su amor por el mundo natural y su curiosidad por explorarlo. Desde ese día, Elio siguió explorando el mundo a su alrededor con más pasión e interés que nunca antes.
Y siempre recordaba las palabras del anciano: "Cada uno de nosotros tenemos un camino y una misión en la vida".
FIN.