El camino de Juan y sus amigos



Érase una vez un niño llamado Juan, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de un hermoso bosque.

A Juan le encantaba pasar su tiempo libre jugando con los animalitos del bosque: conejos, ardillas y pájaros eran sus mejores amigos. Un día soleado, Juan decidió aventurarse más allá de lo conocido. Se adentró en el bosque sin darse cuenta de que el sol se estaba poniendo rápidamente.

Cuando se dio cuenta, ya era tarde y había perdido su camino de regreso a casa. Juan comenzó a sentirse asustado y preocupado. No sabía qué hacer ni cómo encontrar el camino de vuelta.

Miró a su alrededor y vio un árbol grande y frondoso donde decidió descansar por la noche. Mientras se acurrucaba junto al árbol, sintió una brisa fresca acariciando su rostro y escuchó algunos ruidos extraños provenientes del bosque. Pero en lugar de asustarse, decidió mantener la calma y ser valiente como siempre.

De repente, escuchó unos pasos sigilosos acercándose hacia él. Levantó la mirada y vio dos ojitos brillantes entre los arbustos. Era un lindo zorro pelirrojo que parecía curioso por conocer a Juan.

"¡Hola! Soy Juan", dijo el niño con una sonrisa amigable. El zorro respondió tímidamente: "Hola, soy Zorroito ¿Qué haces aquí tan tarde?""Me perdí mientras jugaba en el bosque", explicó Juan.

Zorroito se ofreció gentilmente a ayudar a Juan a encontrar su camino de regreso a casa, pero sabía que sería difícil en medio de la oscuridad. Justo cuando parecía que todo estaba perdido, un búho sabio llamado Sabino voló hacia ellos.

El búho había estado escuchando su conversación y tenía una idea brillante para ayudarlos. "¡Hola, amigos! Escuché que están perdidos", dijo el búho con voz profunda. Juan y Zorroito asintieron con tristeza. Sabino continuó: "No se preocupen, tengo una solución.

Si siguen mi luz mágica hasta el río, podrán encontrar el camino de vuelta a casa". Los ojos de Juan se iluminaron de emoción mientras seguían al búho por el oscuro bosque. La luz mágica del búho los guiaba como una estrella brillante en la noche.

Después de un largo y emocionante viaje, finalmente llegaron al río. Allí encontraron su camino conocido y pudieron regresar sanos y salvos a sus hogares. Juan estaba muy agradecido por la ayuda del zorro y el búho.

Aprendió una valiosa lección sobre la importancia de no aventurarse demasiado lejos sin tener en cuenta las consecuencias. A partir de ese día, Juan entendió que aunque era divertido explorar nuevos lugares, también era importante tener cuidado y estar preparado para cualquier situación inesperada.

Desde aquel incidente en el bosque, Juan siempre llevaba consigo una linterna cuando salía a jugar con sus amigos animales. Y cada vez que veía un zorro o un búho, recordaba esa noche especial y sonreía.

Y así, Juan siguió creciendo rodeado de aventuras en el bosque, siempre recordando que la valentía y la amistad pueden ayudarnos a superar cualquier obstáculo que se nos presente. .

FIN.

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