El camino de Juancito hacia el éxito
Había una vez en un colegio de Buenos Aires un niño llamado Juancito. Desde pequeño, Juancito siempre tuvo problemas para organizarse en la escuela.
Siempre llegaba tarde a clases, olvidaba sus tareas y muchas veces se peleaba con sus compañeros. Un día, durante la clase de música, Juancito decidió escaparse al patio en lugar de participar como todos sus compañeros.
La maestra de música, preocupada por su actitud, decidió hablar con la Orientadora Escolar para buscar una solución. La Orientadora Escolar, una mujer amable y comprensiva llamada Ana, buscó a Juancito por todo el colegio hasta encontrarlo sentado en un rincón del patio.
Se acercó lentamente y le preguntó con cariño:- ¿Qué te pasa, Juancito? ¿Por qué no quieres estar en la clase de música? Juancito miró hacia abajo y respondió tímidamente:- No tengo el material que necesito para la clase y me da vergüenza decirlo.
Ana sonrió con ternura y le dijo:- No te preocupes por eso, Juancito. Lo importante es que estés aquí y podamos encontrar juntos una solución. Esa misma tarde, Ana se reunió con los padres de Juancito para contarles lo sucedido.
Ellos también estaban preocupados por el desempeño escolar de su hijo y decidieron apoyarlo en todo momento. Los días pasaron y Ana trabajó arduamente junto a Juancito para ayudarlo a organizarse mejor en la escuela.
Le enseñó técnicas de estudio, lo motivó a resolver sus conflictos con los compañeros y juntos encontraron maneras creativas de superar los obstáculos que se les presentaban. Poco a poco, Juancito comenzó a sentirse más seguro de sí mismo.
Ya no se escapaba de las clases ni tenía conflictos con sus compañeros. Su desempeño académico mejoró notablemente gracias al apoyo incondicional de Ana y sus padres. Al final del año escolar, durante la entrega de diplomas, Juancito recibió un premio especial por su esfuerzo y dedicación.
Todos aplaudieron emocionados al ver cómo ese niño desorganizado había logrado superarse a sí mismo gracias al amor y la paciencia de quienes creyeron en él.
Y así, entre risas y abrazos, Juancito entendió que no estaba solo en este mundo; que siempre habría alguien dispuesto a tenderle una mano amiga cuando más lo necesitara. Y así fue como aquel niño problemático se convirtió en un ejemplo de superación para todos los niños del colegio.
FIN.