El Camino de Juanito
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Pasochoa, un niño llamado Juanito que soñaba con ser el mejor caminante del mundo.
Todos los días practicaba caminar largas distancias por las empinadas colinas cercanas a su casa, inspirado por su ídolo Jefferson Pérez, el famoso marchista ecuatoriano.
Un día, mientras entrenaba en la montaña, Juanito se encontró con un anciano sabio que le dijo: "Para convertirte en un gran caminante como Jefferson Pérez, debes aprender a escuchar tu corazón y superar cualquier obstáculo que se cruce en tu camino". Juanito siguió el consejo del anciano y continuó entrenando con más determinación que nunca. Un día, mientras participaba en una competencia local, tropezó y cayó al suelo.
Aunque estaba lastimado y desanimado, recordó las palabras del anciano y decidió levantarse y seguir adelante. Con valentía y perseverancia, Juanito logró cruzar la línea de meta en primer lugar.
La multitud lo ovacionaba y él se sintió lleno de alegría y satisfacción. Fue entonces cuando entendió el verdadero significado de ser un ganador: no solo se trataba de llegar primero, sino de nunca rendirse ante las dificultades.
Desde ese día, Juanito se convirtió en un ejemplo para todos los niños del pueblo. Inspirados por su historia de superación, muchos decidieron seguir sus pasos y perseguir sus propios sueños. Jefferson Pérez supo de la hazaña de Juanito y decidió visitar Pasochoa para conocerlo.
Cuando se encontraron, Jefferson le dijo emocionado: "¡Eres todo un campeón! Nunca olvides que la verdadera fuerza radica en tu corazón". Juanito sonrió con orgullo y agradeció a Jefferson por ser su inspiración.
Desde ese día, cada vez que alguien le preguntaba quién era él realmente respondía con seguridad: "Soy Juanito, el campeón de Pasochoa".
Y así fue como el pequeño niño demostró al mundo entero que no importa cuán grande sea tu sueño; si crees en ti mismo y trabajas duro para alcanzarlo, ¡todo es posible!
FIN.