El Camino de la Amistad
Había una vez un gato llamado Simón y un ratón llamado Lucas. Vivían en una pequeña casa en el campo, donde disfrutaban de su amistad y de divertidos juegos juntos.
Un día, mientras jugaban escondidas, Lucas se adentró en el bosque sin darse cuenta. Cuando finalmente salió de su escondite, se dio cuenta de que estaba perdido. Lucas comenzó a correr desesperadamente por el bosque, buscando alguna señal conocida que lo llevara de regreso a casa.
Pero cuanto más corría, más perdido se sentía. Mientras tanto, Simón notó la ausencia de Lucas y comenzó a buscarlo por toda la casa. Cuando no lo encontró allí, decidió salir al bosque para buscarlo.
Simón era valiente y decidido, pero también sabía que debía ser cauteloso ya que los animales del bosque podían ser peligrosos. A medida que avanzaba entre los árboles frondosos, escuchaba ruidos extraños a su alrededor. De repente, Simón vio algo moverse entre los arbustos.
Era un grupo de pájaros chismosos que estaban discutiendo acerca de cómo atrapar a Lucas para comérselo. Sin pensarlo dos veces, Simón saltó hacia adelante y asustó a los pájaros con sus fuertes maullidos.
Los pájaros volaron rápidamente lejos del lugar. "¡Gracias por salvarme!" exclamó Lucas emocionado cuando vio aparecer a Simón entre los árboles. "No hay problema", respondió Simón con una sonrisa.
"Eso es lo que hacen los amigos, ¿no?"Juntos, Simón y Lucas continuaron su búsqueda para encontrar el camino de regreso a casa. Caminaron durante horas, enfrentando desafíos y peligros en el camino. En un momento dado, se encontraron con una serpiente enorme que bloqueaba su paso.
La serpiente les dijo que solo los dejaría pasar si le daban algo valioso a cambio. Simón miró a Lucas y sin dudarlo dijo: "Tenemos algo muy valioso: nuestra amistad. Si nos dejas pasar, siempre estaremos aquí para ayudarte cuando lo necesites".
La serpiente quedó sorprendida por la respuesta de Simón y decidió dejarlos pasar sin hacerles daño. Agradecidos y aliviados, Simón y Lucas continuaron su camino hacia casa.
Finalmente, después de mucho caminar, llegaron a la orilla del río donde reconocieron el paisaje familiar que los llevaría directo a casa. "¡Lo logramos!" exclamó Lucas emocionado mientras se abrazaba a Simón. Desde ese día en adelante, Simón y Lucas valoraron aún más su amistad.
Aprendieron que juntos podían superar cualquier obstáculo o peligro que se cruzara en su camino. Y así fue como el gato y el ratón demostraron al mundo entero que las diferencias no importan cuando hay amor y amistad verdadera.
FIN.