El camino de la oveja perdida
Había una vez en un lejano pueblo de China, un humilde ganadero llamado Li que vivía con su única oveja. Un día, al regresar a su casa, se dio cuenta de que la oveja había desaparecido.
Preocupado y triste, decidió pedir ayuda a todos sus vecinos para encontrarla. Entre los vecinos se encontraba el sirviente de Zang Yi, un maestro muy sabio y respetado del lugar al que acudían muchos en busca de consejo.
El sirviente se ofreció a ayudar a Li en la búsqueda de la oveja perdida. - ¡Gracias por tu ayuda! - exclamó Li emocionado.
El sirviente asintió con una sonrisa y juntos comenzaron a recorrer los senderos del pueblo en busca de la oveja extraviada. Pasaron horas caminando sin éxito alguno. Cada vez que veían un nuevo sendero, el sirviente sugería tomarlo para buscar más exhaustivamente.
- Creo que deberíamos probar por este camino - indicaba el sirviente cada vez que veían un desvío. Li confiaba plenamente en la sabiduría del sirviente y lo seguía sin dudar.
Sin embargo, conforme avanzaban, se dieron cuenta de que estaban cada vez más lejos del pueblo y no tenían rastro alguno de la oveja. - ¿Estás seguro de que estamos en el camino correcto? - preguntó Li preocupado. - Sí, sígueme, estoy seguro de que pronto encontraremos a tu oveja - respondió el sirviente con determinación.
Pero conforme avanzaban por aquellos nuevos senderos desconocidos, se hacía evidente que estaban perdiendo tiempo y energías sin resultados positivos. La noche empezaba a caer y Li comenzaba a sentirse desesperanzado. Fue entonces cuando recordó una enseñanza antigua: "Demasiados senderos conducen al agotamiento".
Se detuvo frente al sirviente y le dijo:- Creo que debemos volver al pueblo y reevaluar nuestra estrategia. Tal vez sea mejor concentrarnos en los lugares donde es más probable encontrarla.
El sirviente reflexionó sobre las palabras de Li y finalmente aceptó regresar al pueblo. Al llegar allí, decidieron dividirse para cubrir diferentes áreas cercanas donde podría estar la oveja perdida. Después de un rato buscando separados, escucharon un balido familiar provenir detrás de unos arbustos cercanos.
Corrieron hacia allí y encontraron finalmente a la oveja sana y salva. Li abrazó emocionado a su querida mascota mientras el sirviente sonreía satisfecho por haber encontrado juntos el camino correcto hacia su objetivo.
Desde ese día, Li aprendió la importancia de no dispersarse en demasiadas tareas sin sentido e ir directamente hacia sus metas con determinación y sabiduría. Y así vivieron felices sabiendo siempre cuál era el mejor sendero seguir.
FIN.