El camino de los colores



Había una vez un pequeño pueblo llamado Colores, donde todos los habitantes eran artistas. Desde pintores hasta escultores y músicos, cada uno tenía su propio talento y habilidad.

En el centro del pueblo vivía un joven llamado Tomás, quien soñaba con ser un gran artista como sus vecinos. Sin embargo, a pesar de practicar mucho, siempre sentía que algo le faltaba en sus obras.

Un día, mientras caminaba por la plaza del pueblo, se topó con el Profesor Pinturitas. Era conocido por ser el mejor maestro de arte de todo el país. - Hola, joven artista -saludó el Profesor-.

¿Qué te trae por aquí? Tomás se sonrojó ante la presencia del famoso maestro y tímidamente le mostró algunas de sus obras. - Veo que tienes talento -dijo el Profesor examinando las creaciones de Tomás-. Pero necesitas trabajar más en tus técnicas. - ¿Podrías enseñarme? -preguntó Tomás emocionado. El Profesor sonrió y aceptó ayudarlo.

Durante semanas, Tomás trabajó duro en su arte junto al maestro Pinturitas. Aprendió nuevas técnicas para mezclar colores y crear sombras realistas en sus dibujos. También aprendió a modelar arcilla para hacer figuras increíbles.

Pero lo más importante que aprendió fue cómo expresarse a través del arte. El Profesor lo animaba a encontrar su propia voz creativa y no tener miedo de mostrarla al mundo.

Un día, llegó la gran exposición anual del pueblo donde todos los artistas presentaban sus mejores obras. Tomás estaba nervioso, pero el Profesor lo animó a mostrar su trabajo con confianza. Cuando llegó el momento de la presentación, Tomás no podía creer lo que veían sus ojos.

Había una gran multitud admirando sus obras y felicitándolo por su talento. - ¡Eres un verdadero artista! -le dijo el Profesor abrazándolo-. Estoy muy orgulloso de ti.

Desde ese día en adelante, Tomás siguió practicando y mejorando en su arte gracias al apoyo del maestro Pinturitas. Y aunque ya no era un principiante, siempre se recordaba a sí mismo la lección más importante que aprendió: nunca dejar de buscar su propia voz creativa y expresarla sin miedo ni vergüenza ante los demás.

FIN.

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