El camino de regreso
Érase una vez en la bulliciosa ciudad de Buenos Aires, una niña llamada Sofía que se había perdido en medio de la multitud. Estaba asustada y confundida, sin saber qué hacer ni a dónde ir.
Mientras caminaba por las calles llorando, un hombre mayor llamado Don Juan la vio y se acercó a ayudarla. "¿Estás bien, pequeña? ¿Estás perdida?" -preguntó con amabilidad Don Juan. Sofía miró al hombre con lágrimas en los ojos y asintió.
"Sí, me he perdido. No sé cómo regresar a mi casa. " -respondió tímidamente. Don Juan sonrió con ternura y le ofreció su mano a la niña. "Tranquila, yo te ayudaré a encontrar el camino de regreso.
¿Cómo te llamas?""Soy Sofía" -respondió ella mientras agarraba la mano del hombre con fuerza. Juntos comenzaron a caminar por las calles de la ciudad, buscando pistas que pudieran llevarlos de vuelta al hogar de Sofía.
En el camino, Don Juan le contaba historias divertidas y cantaba canciones para animarla. Poco a poco, Sofía dejó de sentir miedo y empezó a disfrutar de la compañía del amable hombre. Después de un rato, lograron encontrar el vecindario donde vivía Sofía.
La niña corrió emocionada hacia su casa mientras Don Juan la seguía lentamente detrás. La madre de Sofía salió corriendo al verla llegar sana y salva.
"¡Sofía! ¡Gracias a Dios estás bien! ¡Hemos estado tan preocupados por ti!" -exclamó abrazándola fuertemente. Sofía le explicó cómo Don Juan la había ayudado a encontrar el camino de regreso y su madre se volvió hacia él con gratitud en los ojos. "Muchas gracias por cuidar de mi hija.
¿Cómo puedo alguna vez compensarte?"Don Juan sonrió cálidamente y respondió: "No hay necesidad de compensación. Solo hice lo que cualquier persona haría en esa situación.
"La madre abrazó también a Don Juan como muestra de su eterna gratitud antes de despedirse amablemente. Desde ese día en adelante, Sofía visitaba regularmente a Don Juan para escuchar sus historias e incluso aprender algunas canciones nuevas juntos.
La bondad y generosidad del hombre habían dejado una huella imborrable en el corazón de la pequeña niña perdida en aquella calle bulliciosa.
FIN.