El camino de regreso



En el corazón del bosque Santiagueño vivían dos hermanos, Juancito y Martín. Ambos eran inseparables y compartían cada aventura juntos.

Un día, mientras exploraban un nuevo sendero en el bosque, Juancito se separó de su hermano sin darse cuenta. Martín buscó por todas partes, gritando el nombre de Juancito, pero no obtuvo respuesta. El sol comenzaba a ponerse y la oscuridad empezaba a envolver el bosque. Martín sintió miedo y preocupación por su hermano perdido.

- ¡Juancito! ¡Juancito! ¿Dónde estás? -gritaba Martín desesperado. Pero Juancito no respondía.

Martín recordó lo que su abuelo le había enseñado sobre cómo orientarse en el bosque y decidió seguir las pistas que encontraba en el camino: una huella marcada en el barro, una rama rota a la izquierda, una piedra grande a la derecha. El tiempo pasaba y la noche caía sobre el bosque. Sin embargo, Martín no se rindió y siguió adelante con valentía y determinación.

Finalmente, vio una luz tenue entre los árboles y corrió hacia ella. Para su alivio, encontró a Juancito sentado junto a una fogata improvisada.

- ¡Juancito! ¡Por fin te encontré! Estaba tan preocupado por ti -exclamó Martín abrazando a su hermano. - Lo siento, me perdí mientras seguía un pájaro colorido -respondió Juancito con tristeza. Martín sonrió y le explicó a Juancito cómo había seguido las pistas para encontrarlo.

Juntos apagaron la fogata y emprendieron el regreso a casa bajo la luz de la luna llena que iluminaba su camino.

En ese momento, Martín comprendió lo importante que era estar preparado para cualquier situación en el bosque y cómo la calma y la atención pueden ser clave para resolver problemas difíciles. Por otro lado, Juancito aprendió que es fundamental mantenerse cerca de sus seres queridos cuando se aventuran en lugares desconocidos.

Desde entonces, los dos hermanos fortalecieron aún más su vínculo fraternal y prometieron cuidarse mutuamente en todas sus futuras expediciones por el bosque Santiagueño. Y así continuaron viviendo nuevas aventuras juntos, con valentía, sabiduría e inquebrantable compañerismo.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!