El camino de regreso a casa


Había una vez un niño llamado Garses que vivía en un pequeño pueblo rodeado de bosques. A menudo, salía a explorar el bosque y descubrir nuevos lugares.

Un día, mientras caminaba por el bosque, se perdió y no lograba encontrar su camino de vuelta a casa. Garses comenzó a sentirse asustado y triste. De repente, escuchó un ruido detrás de él y se dio la vuelta para ver quién era.

Para su sorpresa, vio a un hombre negro con una sonrisa amable en su rostro. "¿Estás perdido?", preguntó el hombre negro. "Sí", respondió Garses con lágrimas en los ojos.

El hombre negro puso su mano sobre el hombro de Garses y le dijo: "No te preocupes, te ayudaré a encontrar tu camino". Juntos comenzaron a caminar por el bosque mientras hablaban sobre las cosas que les gustaban hacer.

El hombre negro le contó historias divertidas sobre sus viajes por todo el mundo mientras Garses lo escuchaba atentamente. Después de unos minutos caminando juntos, llegaron al borde del bosque donde pudieron ver la ciudad. El hombre negro señaló hacia la ciudad y dijo: "Esa es tu casa".

Garses estaba muy contento por haber encontrado su camino de vuelta a casa gracias al amable extraño que había conocido en el bosque. Se despidió del hombre negro con una gran sonrisa en su rostro antes de correr hacia su hogar.

A partir de ese día, Garses aprendió mucho acerca del valor de la bondad y la amabilidad. Descubrió que, a veces, cuando te sientes perdido o triste, solo necesitas un amigo para ayudarte a encontrar tu camino de vuelta.

Y así es como Garses aprendió una lección importante sobre la amabilidad y la importancia de ayudar a los demás. A partir de ese día, siempre recordaría al hombre negro con cariño cada vez que exploraba el bosque.

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