El camino de Tomi y el cangrejo


Había una vez un niño llamado Tomi, quien tenía dos grandes pasiones en la vida: las mariposas del jardín y el mar.

Cada tarde, después de la escuela, se dirigía al jardín de su casa para observar con detenimiento a las coloridas mariposas que volaban de flor en flor. Un día, mientras observaba a una hermosa mariposa amarilla posada en una margarita, escuchó un ruido extraño viniendo detrás de él.

Al voltearse, se encontró con un pequeño cangrejo que había llegado hasta allí desde el cercano océano. "¡Hola! ¿Qué estás haciendo aquí?", preguntó Tomi sorprendido. "Estoy buscando mi hogar", respondió el cangrejo con tristeza. "Me perdí cuando estaba jugando cerca de la orilla".

Tomi sintió pena por el pequeño animalito y decidió ayudarlo a encontrar su camino hacia el océano. Juntos caminaron por el jardín hasta llegar al borde del acantilado donde podían ver las olas rompiendo contra las rocas debajo.

"¡Allí está mi hogar!", exclamó emocionado el cangrejo señalando hacia abajo. Sin embargo, para llegar al agua tendrían que bajar por una empinada pendiente llena de obstáculos peligrosos como piedras resbaladizas y espinosos arbustos.

A pesar del riesgo involucrado, Tomi no dudó en ofrecerse a llevar al cangrejo sobre su espalda para ayudarlo a descender sano y salvo hasta la playa. "¡Vamos juntos!", dijo Tomi con una gran sonrisa. Con mucho cuidado, comenzaron a bajar la pendiente.

Aunque fue difícil y peligroso, finalmente llegaron al fondo sano y salvo. El cangrejo estaba muy agradecido por la ayuda de Tomi y le prometió que si alguna vez necesitaba algo en el océano, él estaría allí para ayudarlo.

"Muchas gracias por tu ayuda", dijo el cangrejo antes de desaparecer en las olas. Desde ese día, Tomi se dio cuenta de que las mariposas del jardín eran hermosas pero también había un mundo mágico más allá del borde del acantilado.

Aprendió que no importa cuán diferentes sean dos cosas aparentemente separadas, siempre hay una manera de conectarlas y encontrar la belleza en ambas.

Y así, cada tarde después de la escuela, Tomi pasó tiempo observando mariposas en su jardín mientras soñaba con aventuras emocionantes en el vasto océano.

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