El Camino del Bautismo de Matilda
Una hermosa mañana en la ciudad, Matilda, una pequeña de seis años, estaba dibujando en su cuaderno de colores cuando sus padres se sentaron a su lado con una noticia especial.
"Matilda, ¿sabías que queremos hacer algo importante contigo?" -dijo su mamá, con una sonrisa radiante.
"¡¿Qué es? !" -preguntó Matilda, dejando el lápiz de lado y abriendo los ojos como platos.
"Queremos que te bauticen. Es un acto muy simbólico que representa un nuevo comienzo para ti" -explicó su papá, mientras acariciaba sus cabellos.
Matilda no entendía del todo qué significaba eso, así que comenzó a hacer preguntas.
"Pero, papá, ¿por qué es tan importante?" -inquirió con curiosidad.
"El bautismo es un momento en el que nosotros, como tus padres, hacemos un compromiso de cuidarte y acompañarte en tu camino por la vida. Queremos guiarte mientras aprendes y creces" -respondió su mamá.
La pequeña se sintió emocionada, pero aún tenía dudas.
"¿Y cómo lo vamos a hacer?" -preguntó.
"Esto nos llevará a investigar un poco más sobre lo que significa. Podemos aprender juntos sobre lo que representa el bautismo y hacer de este un proceso especial" -dijo su papá con entusiasmo.
Así, comenzaron su aventura con un viaje al centro cultural, donde había una exposición sobre tradiciones familiares. Allí, conocieron a una señora anciana, doña Clara, que se ofreció a contarles su experiencia.
"El bautismo es un momento único. Es una manera de celebrar tu vida y de reconectar con tus raíces" -explicó doña Clara mientras les mostraba fotos antiguas de su familia.
Matilda quedó fascinada por las historias de doña Clara y le preguntó:
"¿Te bautizaron a vos también?"
"¡Claro! En mi época, era un festejo lleno de música y baile donde todos se reunían para celebrar. Me encantaría que vos también tuvieras algo así" -dijo con una risa cálida.
A medida que pasaban los días, Matilda y sus padres se adentraron más en el mundo del bautismo. Aprendieron sobre las tradiciones, los símbolos y finalmente decidieron que tendrían una pequeña ceremonia en su hogar, invitando a su familia y amigos más cercanos.
"Vamos a decorar la casa y preparar unos ricos bocadillos. ¡Así aprenderemos a compartir este momento con los que amamos!" -anunció su mamá.
"Y podemos hacer una lista de canciones que nos gustan para bailar" -agregó Matilda emocionada.
Mientras planificaban, Matilda se dio cuenta de que no solo estaba ansiosa por la celebración, sino que también estaba aprendiendo sobre la importancia de la comunidad, el amor y la pertenencia. Pero, algo inesperado pasó. Una semana antes de la ceremonia, su mejor amiga, Lupe, le contó que no podría asistir.
"Matilda, es que mi familia se va de viaje y no puedo quedarme" -dijo Lupe con tristeza.
"¡Pero Lupe! ¡Este momento es muy especial para mí!" -respondió Matilda, sintiéndose desilusionada.
Se sintió angustiada, pero sus padres la animaron a pensar de manera positiva y buscar maneras de incluir a Lupe.
"Podemos hacer videollamada para que ella pueda estar presente, aunque esté lejos" -sugirió su papá.
"¡Sí! Eso sería genial!" -contestó Matilda, viendo la luz en la situación.
El día del bautismo finalmente llegó. La casa estaba decorada con globos y luces, y todos los amigos y familiares estaban listos para celebrar. Durante la ceremonia, Matilda realizó un pequeño discurso donde agradeció a todos por estar allí.
"Me siento muy afortunada de tener tantas personas que me quieren y me apoyan" -dijo con la voz emocionada.
Cuando llegó el momento de la videollamada, Lupe apareció en la pantalla con una sonrisa gigante.
"¡Matilda! ¡No puedo creer lo hermosa que se ve tu celebración!" -gritó Lupe, mientras todos aplaudían.
Matilda sonrió y se sintió llena de alegría.
"Gracias, Lupe, ¡también me haces falta aquí!"
La fiesta fue un éxito y cada invitado se llevó un pedacito de ese momento especial. A lo largo de la celebración, Matilda reflexionó sobre lo que había aprendido en este camino hacia el bautismo; no solo sobre los simbolismos, sino sobre la importancia de la amistad, la familia y el amor.
Al final de la noche, su mamá se acercó a ella y le dio un abrazo.
"Matilda, estamos tan contentos de haberte guiado en este proceso. Siempre hay algo nuevo que aprender cada día" -dijo con ternura.
"¡Sí! Y me encanta aprender junto a ustedes" -respondió Matilda, llena de gratitud.
Así, Matilda encontró en el bautismo no solo un rito de paso, sino un camino lleno de descubrimientos y conexiones, una bella experiencia que la haría sonreír por siempre.
FIN.