El camino hacia la felicidad de Boris


Había una vez una pareja llamada Boris y Sofía. Vivían juntos en una pequeña casa en el campo, rodeados de árboles y animales. Pero aunque la naturaleza parecía hacerlos felices a todos, Boris siempre estaba de mal humor.

Un día, mientras veía su programa favorito en la televisión, algo extraño sucedió: la pantalla se puso negra y ya no funcionó más. Boris se enfureció tanto que comenzó a insultar a Sofía y a golpear los muebles.

"¡Esto es culpa tuya! ¡No puedes hacer nada bien!"- gritaba Boris con furia. Sofía se asustó mucho al ver a su esposo así.

Sabía que no era la primera vez que pasaba algo así, pero nunca antes había sido tan violento. Decidió salir de la casa para darle tiempo a Boris para calmarse. Mientras caminaba por el bosque cercano, encontró un viejo árbol con un agujero en su tronco.

Se acercó curiosa y vio que dentro había un pequeño búho atrapado entre las ramas. Sofía decidió ayudarlo y lo sacó con cuidado del agujero. El búho parecía muy feliz de haber sido liberado y comenzó a cantar una hermosa canción en gratitud.

"Gracias por salvarme"- dijo el búho-. "Eres muy amable". Sofía sonrió al escuchar sus palabras y sintió que algo cambió dentro de ella.

Recordó todas las veces que había sido amable con otros seres vivos: alimentando a los pollitos recién nacidos o dándole agua fresca al caballo del vecino. Y pensó que quizás Boris necesitaba algo de amabilidad en su vida también.

Cuando regresó a la casa, encontró a Boris sentado en el sofá con los brazos cruzados y una mirada sombría. Pero en lugar de discutir con él, Sofía decidió hacerle una cena especial, con su comida favorita y un postre delicioso. "¿Qué es todo esto?"- preguntó Boris, sorprendido. "Solo quería hacerte feliz"- dijo Sofía con una sonrisa.

Boris no sabía qué decir. No estaba acostumbrado a que alguien fuera amable con él sin pedir nada a cambio.

Comenzó a comer la cena en silencio, pero poco a poco comenzó a relajarse y disfrutar de la comida. Después de cenar, Sofía lo llevó afuera para ver las estrellas. Le contó historias sobre constelaciones y planetas lejanos mientras se abrazaban bajo una manta cálida. "Nunca antes había visto las estrellas tan brillantes"- dijo Boris, asombrado.

Sofía le sonrió y le dio un beso en la mejilla.

Sabía que aún quedaba mucho por hacer para ayudar a su esposo con su mal humor, pero al menos había dado el primer paso: ser amable sin esperar nada a cambio. Desde ese día en adelante, Boris comenzó a cambiar lentamente. Todavía tenía sus momentos malhumorados, pero ya no eran tan frecuentes ni violentos como antes.

Aprendió a apreciar las pequeñas cosas de la vida y disfrutarlas junto a Sofía. Y así fue como el amor y la amabilidad de Sofía ayudaron a Boris a encontrar la felicidad en su vida.

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